martes, 27 de junio de 2023

INVITACION -ROSARIO DE HOMBRES - Sábado 1° de julio - Plaza principal 25 de mayo - LA RIOJA

 

ROSARIO de HOMBRES - INVITACION 
Este sábado 1° de julio a las 12 hs.
del mediodía te invitamos a participar con
tu familia y amigos del ROSARIO de HOMBRES
en la plaza principal "25 de Mayo" de la
Ciudad de La Rioja.
A las 11.40 hs estaremos saliendo de la
Iglesia de Santo Domingo con el P. Arturo llevando
la Imagen de Ntra. Sra. del Rosario. 
También estará presente el cuadro de la 
Imagen Peregrina Internacional de 
Ntra. Sra. de Fátima que derramó lágrimas
milagrosamente en Nva. Orleans (EE.UU.),
que visitó dos veces La Rioja invitada
por Mons. Sigampa. Pediremos por
las intenciones de los presentes, 
por el crecimiento
de la Fe y el bien de la Provincia y de la Patria. 
¡No faltes!
* * * * * * * * *



 



lunes, 14 de junio de 2021

Carlos Ibarguren, señorío y fidelidad a la Contra-Revolución y a la misión de las élites tradicionale



Carlos Ibarguren en el ambiente de su casa

La Sagrada Imagen Peregrina Internacional de N.S. de Fátima en Hacienda de la Candelaria, Sañogasta (LR). Arreglo hecho por Carlos Ibarguren previo al rezo del Rosario (A.D. 2000)

«Grupos ocultos traman la subversión en la Iglesia». Campaña de difusión del nro. 4-5 de Tradición – Familia – Propiedad en calle Santa Fe – Inauguración de las tradicionales capas de la TFP – La gran talla de Carlos Ibarguren (1ro. del grupo, sobre la derecha) se destaca en la foto, conversando animadamente con cooperadores.

Agresión a la TFP de un grupo de agitadores universitarios en Rosario (Santa Fe). La TFP, con Carlos Ibarguren en primera fila, les hace frente

Nobleza y élites tradicionales análogas está de duelo. Nos ha dejado, el 30 de mayo, tras duros meses de enfermedad, con 83 años, Carlos Ibarguren, admirado y querido amigo de tradicional estirpe norteña, descendiente de fundadores y primeros pobladores de ciudades argentinas y –del lado materno- de militares oriundos de las épicas brumas de Prusia Oriental.  

Batallador de la Cruzada del Siglo XXI bajo el estandarte levantado por Plinio Corrêa de Oliveira en los cinco continentes, por el lema Tradición, Familia y Propiedad

Alma atraída por todo lo grande; observador perspicaz y discreto. Hombre de campo y de a caballo, y hombre de salón; hospitalario, generoso, distinguido. Miembro nato del “estado mayor” de la Contra-Revolución. De gran porte físico y espiritual.

Integraba y dirigía comisiones de altos estudios. Admirador y exponente de nuestras esencias nacionales. Hombre de élite. Aristócrata fiel a su misión en tiempos de igualitarismo y de ausentismo de las élites. Muy hispánico, admiraba la cultura de la Hija primogénita de la Iglesia donde nacieron las cruzadas, y tenía en su biblioteca toda la colección de “Historia“ con las originales contribuciones de historiadores miembros de la Académie Franςaise,  de figuras cercanas al Zarismo,  como el príncipe Yousoupoff  y relatos de la epopeya de Cadoudal, el Gedeón de la Chouannerie,   o de los terribles enigmas arqueológicos del pozo de Chichén-Itzá.  Riquezas de espíritu y cultura que amenizaban la conversación de uno de los “claros varones” de la Argentina tradicional.

María Ester Amadeo Padilla, su distinguida y abnegada mujer, acompañó y apoyó su vocación contrarrevolucionaria y con edificante dedicación estuvo a su lado hasta el último momento, ayudándolo en su voluntad de recibir la Comunión diaria y los Sacramentos de la Santa Iglesia, preparándose para una buena muerte y aspirando a la bienaventuranza eterna.

Carlos fue uno de los pilares de la gesta de la TFP argentina, entidad de la que fue co-fundador y miembro del Consejo Nacional. Orientó con otro colaborador la Comisión que documentó -en el voluminoso libro “Un ideal, un lema, una gesta”– sus acciones  en Argentina, muchas de ellas participando de históricas campañas internacionales, junto a las entidades autónomas y co-hermanas inspiradas en los ideales y la figura de Plinio Corrêa de Oliveira, justamente llamado Cruzado del siglo XX y Profeta del Reino de María por el riguroso Profesor romano Roberto de Mattei.

Estas fueron algunas de tales epopeyas contra la Revolución Igualitaria mundial, de las que su figura es indisociable:

Frei, el Kerensky chileno, de Fabio Vidigal Xavier da Silveira, que previó la caída de Chile en el comunismo preparada por la D.C. 3 ediciones de gran repercusión.

+ 2.040.368 firmas, 280.000 de argentinos, pidiéndole a S.S. Paulo VI medidas contra la infiltración comunista en el Clero.

+ Campaña pública, con las vistosas capas y estandartes, del n° 4-5 de Tradición-Familia-Propiedad denunciando al Idoc y los Grupos Proféticos semi clandestinos que tramaban la subversión en la Iglesia.

+ Edición de la revista mostrando la maniobra para disimular el poco glorioso retorno de Perón a la Argentina.

Edición y difusión de 6.000 ejs. del ensayo Revolución y Contra-Revolución del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, libro base de los contra-revolucionarios de todo el mundo. Con prólogo especial del autor sobre los puntos de contacto en­tre su obra y el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen de San Luis María Grignion de Montfort (ver en «search», en rcr-una-obra-clave.blogspot.com y en www.pliniocorreadeoliveira.info).

+ Publicación de El nacionalismo, una incógnita en constante evolu­ción (6.000 ejs.), escrito por una Comisión presidida por Cosme Beccar Varela e integrada por Carlos Ibarguren et al., abordando desde un punto de vista contra-revolucionario los aspectos controvertidos del desarrollo ideológico de dicha corriente.

+ Tres números especiales de TFP consagrados a «Ver, Juzgar y Actuar», denunciando el entreguismo del gobierno de facto hacia la izquierda y el peronismo, con caricaturas de Alejandro Ezcurra Naón, campaña ampliada luego en «Los Kerenskys argentinos». Difundidos 40.000 ejs. en campañas públicas en todo el país.

+ 1974 – En estado de resistencia a la Ostpolitik vaticana:  Ante la Ostpolitik vaticana, para las TFPs: ¿cesar la lucha o resistir? Histórico documento en que la TFP se declara en filial re­sistencia ante la política de distensión del Vaticano con los gobiernos comu­nistas.

+ Difusión del mensaje de Fátima en el Simple relato de lo que sucedió en Fátima cuando Nues­tra Señora apareció. 20.000 ejemplares divul­gados. Se prepara la multitudinaria recepción a la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima en Buenos Aires, Salta, Córdoba, Tucumán y Mendoza. Más tarde la Sda. Imagen visitará San Luis, invitada por Mons. Laise, y dos veces La Rioja donde el Obispo, Mons. Sigampa, bendecirá la ermita y la primera calle en el mundo en llevar su nombre, en Sañogasta.

+ Se publica La Iglesia del Silencio en Chile — Un tema de meditación para los católicos argentinos, de gran repercusión.

+ 1982 – Denuncia del socialismo autogestionario francés – Es publicado el Mensaje de las TFPs —escrito por Plinio Corrêa de Oliveira—  denunciando el socialismo autogestionario de Mitterrand. Ocupa 6 páginas de La Nación y resúmenes en numerosos diarios, y aún en Selecciones del Readers’ Digest, leída en todo el mundo.  Denunciada la maniobra internacional del «socialismo autogestionario», éste languidece en Francia, …como lo previó el autor

+ 1989 – La TFP difunde en todo el país número especial de «Tradición, Familia, Propiedad» con un resumen del libro de TFP-Covadonga España, anestesiada sin perci­birlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo. La obra del PSOE.

+ En 1990, campaña de recolección de la TFP argentina y sus co-hermanas obtiene 5.218.520 firmas por la independencia de Lituania, entregadas al Presidente V. Landsbergis. Copia de los microfilms son entregadas por una delegación de TFPs en el propio Kremlin. El Guinness Book of Records consigna: la campaña tiene el record mundial de recolección de firmas.

+1993: publicación de la obra póstuma de Plinio Corrêa de Oliveira “Nobleza y élites tradicionales análogas – En las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”, eximiamente ilustrado, de altos horizontes, con ediciones en varias lenguas y presentaciones de gran impacto en puntos clave del mundo. Obra de gran significado para él, Carlos Ibarguren promueve activamente su difusión.                                                             + + +

Después del 3 de octubre de 1995, fecha de la muerte del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira –que tenía por Carlos Ibarguren especial deferencia y paternal aprecio-, él continúa la lucha en unión con la Asoc. de Fundadores de la TFP, el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y las demás entidades co-hermanas fieles al legado del ilustre pensador y hombre de acción brasileño, las cuales en sus países no cejan en la lucha y organizan conferencias y acometen lances contra-revolucionarios de gran envergadura y repercusión, inspirados en sus principios y tácticas. Resultando imposible reseñarlas a todas, mencionemos a continuación algunas.

Jornadas de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana y la Familia (NOA)

Comienzan en 2004 con la “Caravana de la Reina”, celebrando el V Centenario de la muerte de Isabel la Católica con una serie de conferencias, presentación de monografías y ponencias iniciada en el Club “20 de Febrero” de Salta, continuada en Tucumán, Catamarca y La Rioja (Club Social), y final en el pueblo de Sañogasta, con representaciones y desfile de los Camperos de San Sebastián.

Las Jornadas se celebran anualmente en el Cabildo Histórico de Salta y en el Museo de la Ciudad Casa de Hernández. Son hasta ahora (temporariamente interrumpidas por razones de público conocimiento) 16 Jornadas en Salta -que en 2019 se extienden a Tucumán con la I Jornada por la Cristiandad, y conferencias adicionales en la UNSTA de San Miguel del Tucumán y en la Agrupación Gaucha Juan C. Dávalos de San Lorenzo, Salta, del Dr. Miguel Beccar Varela.

Participan calificados disertantes nacionales y del exterior. Mención especial merece la presencia de S.A.I.R. Dom Bertrand de Orléans y Braganza como conferencista en la III Jornada sobre “La Civilización Cristiana: ¿valor superado o clave para entender el futuro?», y en el Club 20 de Febrero sobre Misión de las élites tradicionales análogas (ambas en 2007); y en el World Congress of Families (2016), oportunidad en la que Carlos Ibarguren, participante y benefactor habitual de las Jornadas, agasaja al ilustre visitante en un almuerzo en el Hotel Salta.

+ Ante la realización del Sínodo Ordinario sobre la Familia, Filial Súplica al Papa Francisco sobre el futuro de la Familia, que reúne 790.190 firmas, entregadas al Papa en Roma el 29/9/2015.  Entre ellos 202 cardenales, arzobispos y obispos piden al Santo Padre “una palabra esclarecedora” para disipar la “generalizada desorientación causada por la eventualidad de que en el seno de la Iglesia se abra una brecha tal que pueda permitir el adulterio e incluso una eventual aceptación de las uniones homosexuales”.   

Se difunde el vademecum Opción preferencial por la Familia –100 preguntas y 100 respuestas a propósito del Sínodo, obra de tres Obispos, con prólogo del Cardenal Medina Estévez, solicitado en decenas de millares de copias desde diversas partes del mundo.

Carlos Ibarguren obtiene la firma de Obispos argentinos y estimula a otros miembros de “la familia de almas TFP”* a hacer otro tanto (*ver noticia de Aci prensa en el buscador “search”).

Surgen o se renuevan sociedades y páginas web que cuentan con su orientación y apoyo, como la Asoc. Civil Fátima La Gran Esperanza, Nobleza y élites tradicionales análogas (Nobleza.org) y Paz en el Campo, entidad de defensa de la propiedad rural que se inicia con una famosa marcha de cientos de km a Luján para pedir a la milagrosa Patrona de Argentina que proteja nuestra patria de la amenaza del agrorreformismo comunizante.

+Campaña en apoyo de los católicos perseguidos en China – 14/3/2018 – Publicada en el site Fátima la Gran Esperanza, afirma:

“(…)el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y las asociaciones autónomas y co-hermanas de todo el mundo, como también los millares de católicos que agregan sus firmas al Mensaje dirigido ahora al Cardenal Zen y a nuestros heroicos hermanos católicos de la “Iglesia clandestina” perseguidos en China:

  1. Manifiestan al Emmo. Cardenal Joseph Zen, a toda la Jerarquía, clero y pueblo católico de China su admiración y solidaridad moral, en este momento en que urge erguir la resistencia ante el Moloch comunista y la Ostpolitik vaticana. (…)

  2. Afirman sentirse plenos de aliento, fuerza y esperanza invencible ante el épico ejemplo de los actuales mártires que perseveran en China. (…)

  3. Elevan sus plegarias a Nuestra Señora Emperatriz de China para que, con desvelo de Madre, socorra y dé ánimo a sus hijos que luchan para mantenerse fieles a pesar de circunstancias tan cruelmente hostiles.

 Urgente llamado para resistir a la traición y a la ruina de Occidente, flor y nata de la civilización

Algunos pasajes de este documento: “A eso se suman los horizontes indigenistas propuestos en la Encíclica ‘Laudato Si’ y en la Exhortación Apostólica Querida Amazonia, que presentan el modo de vida tribal como modelo de vida y comunidad sustentable. Para no mencionar los horrendos actos de culto a la Pachamama en el Vaticano. Ambos documentos confirman trágicamente las previsiones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira sobre las tendencias pauperistas y tribalistas en la Iglesia, hechas en la tercera parte de su libro Revolución y Contra-Revolución, en 1976, y en su obra Tribalismo Indígena: Ideal Comuno-misionero para el Brasil del siglo XXI, publicado en 1977”.

En el ítem V -Resistencia- de la Declaración, concluye: Resistir significa que animaremos a los católicos a reafirmar su amor por la civilización cristiana occidental y su deseo de defender sus remanentes y su cultura. Es más, promoveremos su restauración con mayor brillo y solidez, para que Occidente recupere el liderazgo mundial que merece, no por ser occidental, sino por ser católico. La civilización cristiana occidental se basa en un pasado dos veces milenario y en el hecho de tener como centro a Roma, la Sede de Pedro.

“ (…) Resistir significa proclamar con indómita confianza que más allá de las tempestades espirituales, de los desafíos materiales y de todos los ataques de sus enemigos, Occidente y la civilización cristiana se erguirán de nuevo, cumpliendo las proféticas palabras de la Santísima Virgen en Fátima: “¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”. 30 de octubre de 2020

Sigue la Lista de las 27 Entidades Firmantes:
Asociación Civil Fátima la Gran Esperanza (Argentina)

Deutsche Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum e.V. (Alemania)
Australian TFP, Inc.
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira (Brasil) (…)

 Carlos Ibarguren no fue de aquellas personas que en la vejez hacen de la lucha un “saudosismo” romántico. Como Santa Teresita, que hablaba en sus escritos de “la felicidad de guerrear contra los herejes” y decía “Señor, ¿será posible que yo muera en una cama y no en un campo de batalla?”, él anhelaba la batalla contra los partidarios del igualitarismo revolucionario en todos los campos.

Entre tanto, siempre conforme con los designios de la Providencia, ya enfermo, pero no vencido, dedicó sus últimos esfuerzos a la causa de la civilización cristiana en su patria, impulsando la difusión de mensajes contra la aprobación del aborto en el Senado (ver en Fátima la Gran Esperanza y en este site  LA CONTRA-REVOLUCION en ARGENTINA: OPOSICION TERMINANTE A LA MATANZA DE LOS INOCENTES), y alentando el pedido a S.S. Francisco I de José Antonio Ureta “Con la palabra, el Papa Francisco” – Consideraciones sobre la escandalosa ceremonia nupcial en la Iglesia salesiana de Ushuaia, 13-2-21, (v. blog Aristocracia y Sociedad Orgánica aristocraciacatolica.blogspot.com y site Fátima la Gran Esperanza).

Estas notas quedarían incompletas sin mencionar que, para una persona tan conocida y vinculada como Carlos Ibarguren, fue particularmente verdadero aquello del via crucis:

 “Si fuera preciso sacrificar carrera, amistades, vínculos de parentesco, vanidades mezquinas, hábitos inveterados, para servir a Nuestro Señor, debo hacerlo. Pues este paso de la Pasión me enseña que a Dios debemos darlo todo, absolutamente todo, y después de haberlo dado todo aún debemos dar nuestra propia vida” (v. 9ª. estac.).

Entre los  amigos que lo despidieron con emotivos mensajes se cuentan S.A.I.R. Don Luis de Orléans y Braganza, Jefe de la Casa Imperial brasileña, S.A.I.R. Don Bertrand de Orléans y Braganza, Príncipe Imperial del Brasil, dirigentes del Instituto Plinio Corrêa de Oliveira, miembros y simpatizantes de Sociedades y Centros Culturales de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad y de Tradición y Acción europeos e hispanoamericanos, así como el Centro de Estudios Históricos, Genealógicos y Heráldicos del Mayorazgo de San Sebastián de Sañogasta, co-editor de esta página.

Nota: las campañas mencionadas en estas notas pueden encontrarse en las respectivas páginas web, en el buscador de Nobleza.org ,   rcr-una-obra-clave.blogspot.com y en www.pliniocorreadeoliveira.info

martes, 6 de octubre de 2020

LA GESTA DE ISABEL LA CATOLICA - Cap. VIII - Toro

 




CAPITULO VIII

 

TORO

 

A

lfonso V, en lugar de apoderarse de la Reina, se dirigió a Arévalo, en el corazón de Castilla, donde levantó su campamento con la esperanza de que la Princesa no lograra reclutar un ejército.

“Fracasó en sus cálculos sobre la reacción del genio de Isabel, tan extraordinario como el de Santa Juana de  Arco”, y le dio lo que ella más necesitaba, que era tiempo.

 “Isabel sacó de éste el mejor partido. Para ella no eran obstáculos las enfermedades, el mal tiempo ni los peligros de la región. Durante meses vivió casi siempre a caballo, de un confín a otro del reino, pronunciando discursos, celebrando conferencias, dictando cartas a sus secretarios durante toda la noche, presidiendo el tribunal toda la mañana, juzgando a algunos ladrones y asesinos merecedores de la horca, recorriendo cien o doscientas millas por los fríos pasos de las montañas para suplicar a algún noble, tibio en su lealtad, quinientos soldados”.

 Dondequiera que fuese, inflamaba el ánimo de lucha de los castellanos contra los portugueses. Terminaba sus arengas con una apasionada oración, pidiendo a Dios “que manifiestes tu voluntad con tus obras maravillosas”, “porque con tu gracia pueda haber paz en estos reinos”.

Mientras Fernando reclutaba en el Norte, Isabel reunía miles de hombres en Toledo y se ponía a su frente vistiendo su armadura. Con enorme esfuerzo reunieron 42 mil hombres mal disciplinados y armados.

Fernando se dirigió a Toro, que se le rindió. Luego halló cortadas las comunicaciones por la defección del gobernador de Castronuño. Hubo deserciones y hambre, y el ejército se dispersó en gran parte.

Pero Isabel no se desanimó y se dispuso a mayores esfuerzos, estimulada por un valioso consejero, don Pedro González de Mendoza, el Cardenal de España. Era hijo del Marqués de Santillana, “sacerdote devoto, experto soldado y profundo hombre de Estado”.

Ante la situación extrema le sugirió una medida salvadora: pedirle al clero que haga aportes de las donaciones que había acumulado durante siglos, lo que permitió reunir una gran suma para equipar las fuerzas leales. Cinco meses después del fracaso de Toro había 15 mil hombres bien armados y adiestrados.

Alfonso V ofreció retirarse a cambio de Toro, Zamora y el reino de Galicia. A lo que Isabel respondió: que jamás entregaría una sola almena de los reinos de su padre.

Fernando debió dejar su ejército allí y dirigirse al Norte, mientras Isabel galopaba a Toledo para conseguir refuerzos. De ahí pasó a León para rescatarla de un gobernador traidor,  en un recorrido de 500 km a caballo.

De vuelta, envió al Conde de Benavente a lanzar un ataque nocturno contra los portugueses, que se retiraron hasta Zamora. El gobernador del puente de Zamora quería entregar este paso vital a los Reyes Católicos, pero requería el envío de tropas.

A pedido de Isabel, Fernando se fingió enfermo para poder abandonar Burgos en secreto, cabalgando 100 km de noche por país enemigo a reunirse con ella en Valladolid. La Reina le tenía preparado un piquete de caballería. El Rey alcanzó Zamora (80 km) a la noche siguiente y tomó posesión del puente. Isabel lo seguía, iniciando su marcha de noche, con pesados cañones. Alfonso se despertó rodeado de cañones castellanos y se retiró a campo abierto; Fernando ocupó la ciudad, desde donde tuvo que resistir a los ataques del Rey portugués.

Ante el peligro de una derrota, Isabel llevó el esfuerzo a límites sobrehumanos. Como hábil general advirtió que era necesario atacar y dividir las fuerzas enemigas, organizando ataques contra flancos diversos y tomando con la caballería una ciudad que, según había descubierto, estaba desguarnecida.
Alfonso comenzó a retroceder y Fernando a perseguirlo. El Cardenal Mendoza le hizo saber que el enemigo estaba desplegado en orden de batalla, con el sol en contra. Era preciso atacar sin demora.

Las tropas se acometieron con furor en el quiebre de las lanzas, y el choque de las armaduras y de los caballos. Los jinetes caían y quedaban allí, o empuñaban la espada para enfrentar a los infantes, que corrían con dagas y hachas al grito de “¡Fernando!” o de “¡Alfonso!”

Donde ondeaban los estandartes de los reyes rivales, la lucha era más dura, en medio de gritos y luchas. El Cardenal de España, con su  roquete de obispo negro de sangre , peleaba como un tigre derribando portugueses. Del lado enemigo tronaba la artillería de don Juan de Portugal, seguido del estampido de la mosquetería. Seis escuadrones de caballería de gallegos y asturianos fueron descalabrados por la aguerrida caballería portuguesa.

Mientras el sol se inclinaba y la oscuridad invadía el campo, ambos bandos seguían combatiendo. El portaestandarte de don Alfonso de Portugal hacía esfuerzos por alzarlo al viento. Una flecha castellana le hirió el brazo que conservaba sano, por lo que sostuvo la enseña con los dientes hasta que cayó acribillado. 


Mientras el Cardenal de España se apoderaba de la bandera portuguesa, el valiente y obeso Rey Alfonso caía por tierra, peleando. La incertidumbre se extendió por el campo lusitano, que estaba hambriento y cansado.

Los batallones de jinetes asturianos y gallegos, que habían huido de la artillería de don Juan, se reagruparon y cayeron sobre los desorganizados portugueses, que comenzaron a retroceder. El Cardenal y el Duque de Alba los empujaban hacia el

río a pesar de los gritos de guerra del Rey y de don Juan, como así también del valeroso Carrillo, ensangrentado de pies a cabeza y con la espada rota.

Los vencedores gritaban “¡Santiago!”, “¡Castilla para el rey Fernando y la reina Isabel!”

Por la noche ordenó don Fernando que cesara la matanza y dejaran de hacer prisioneros. La furia de los castellanos era tal que querían matar a los cautivos, a lo que se opuso resueltamente el Cardenal Mendoza,  apelando a la hidalguía de los soldados.

Al amanecer envió Fernando un mensaje breve y afectuoso a Isabel, comunicándole la victoria. Ella recibió la noticia con gran alegría y ordenó al clero que fuera por las calles cantando el Te Deum.

Entre aclamaciones del pueblo, la joven reina salió del palacio descalza como promesante, caminando sobre las toscas piedras de la calle hasta el monasterio de San Pablo. Rodeada por la multitud se arrodilló en el altar mayor con gran
devoción y humildad, dando gracias por el triunfo al Dios de las batallas.


 

LA GESTA DE ISABEL LA CATOLICA - Cap. VII - Isabel, de corona...y coraza - La ceremonia de coronación en el cristiano reino de Castilla

 


CAPITULO VII

 

ISABEL, DE CORONA... Y CORAZA -

LA CEREMONIA DE CORONACIÓN EN EL CRISTIANO REINO DE CASTILLA

 

S

igamos la colorida descripción de William Thomas Walsh de lo que ocurrió ese día:

“Una fría mañana del 13 de diciembre, Isabel contemplaba desde el Alcázar de Segovia la ciudad llena de gente. Por las cuatro puertas de la severa ciudad construida sobre un peñascal iban entrando nobles y comuneros de toda la comarca, ondeando los pendones y sonando las trompetas, los caramillos y los timbales, porque no había en España ceremonia completa sin música.

Se alzó una atronadora gritería cuando se abrió la puerta del castillo y salió doña Isabel montada sobre un blanco palafrén, a un lado, el gobernador Cabrera y al otro el arzobispo Carrillo. Tenía entonces la reina veintitrés años; era de bella y majestuosa figura, e iba vestida de blanco brocado y armiño desde la cabeza hasta los pies. Las gemas brillaban en su garganta, en las hebillas de sus zapatos y en las bridas; y su caballo llevaba gualdrapas de paño de oro. Avanzaba lentamente a lo largo de la estrecha calle de piedra, casi a la cabeza de una magnífica procesión: Delante de ella, en un gran caballo, marchaba un heraldo sosteniendo, con la punta hacia arriba, la espada de justicia de Castilla, que brillaba amenazadoramente desnuda a la luz del sol, símbolo de que aquella jovencita montada en la blanca jaca española tenía el poder de vida y muerte sobre todos los que la rodeaban. Detrás del heraldo iban dos pajes, llevando sobre un almohadón la corona de oro de su antepasado el rey Fernando el Santo. Seguían a la princesa prelados y sacerdotes con casullas trabajadas en hilo de oro sobre púrpura de seda, nobles vestidos de ricos terciopelos deslumbrantes de pedrerías y con resplandecientes cadenas de oro, concejales de Segovia con sus antiguas vestiduras heráldicas, lanceros, ballesteros, hombres de armas, portaestandartes, músicos”, y detrás, el común.

“¡Viva la reina! ¡Castilla por la reina doña Isabel!”, gritaba el pueblo.

Al llegar a la plaza, la reina se apeó, subió a una alta plataforma adornada con tapices de ricos colores y se sentó en un trono. Entre gritos y toques de trompetas, le colocaron sobre el claro cabello castaño la gran corona de sus antepasados. Las campanas de todas las iglesias y conventos de la ciudad comenzaron a sonar alegremente; desde la guardia del Alcázar disparaban mosquetes y arcabuces y tronaban pesadas lombardas desde las murallas de la ciudad.

Isabel era por fin reina.

Después que todos los nobles presentes besaron su mano y le prestaron juramento de fidelidad, Isabel se dirigió a la Catedral, donde se prosternó humildemente ante el altar mayor, dando gracias a Dios por haberla salvado de tantos peligros y “pidiéndole la gracia necesaria para gobernar con arreglo a la voluntad divina”.

“Pidiéndole la gracia necesaria para gobernar con arreglo a la voluntad divina”: en esta sencilla frase se encierra todo el programa y la grandeza de una Civilización Cristiana.

Cuántas enseñanzas tiene esta ceremonia de coronación. Es como para meditar sus pasajes y extraer de cada uno la esencia y el perfume de la Cristiandad. La grandeza de la ceremonia, en proporción a la verdadera grandeza humana cristiana. La severidad de la justicia en armonioso contraste con la gracia de una princesa encantadora y seria. La convivencia armónica y jerárquica de las clases sociales. Lo grave y lo ameno, los gritos del pueblo y la gravedad de “Perlados” y Grandes, y todo en función de algo mucho más alto, la sociedad animada por la Santa Iglesia, la Ciudad de Dios esbozada por San Agustín y llevada a la práctica –con las limitaciones de lo terrenal- por Don Pelayo y San Fernando de Castilla y por generaciones de héroes,  mártires y  doctores,  y  también comunes hombres, mujeres y niños del católico pueblo castellano.

 


Entretanto Fernando se encontraba en Aragón intentando poner en práctica el programa combinado con Isabel. Encontró a Zaragoza alborotada por la tiranía del converso Jiménez Gordo. Fernando lo invitó a visitarlo, lo arrestó, le proporcionó un sacerdote para que tuviera una buena muerte y lo hizo ejecutar ese mismo día. El cadáver fue expuesto en la plaza.

Estas formas, que hoy ciertamente chocan, eran propias de la época. Creemos que tenían la finalidad ejemplificadora de mostrar que no había impunidad para el mal y que la justicia real era capaz de ponerle fin. Recuerda las palabras de San Pablo, de que el príncipe tiene la espada para hacer justicia.

Difícil es graduar hasta dónde debe llegar el rigor y hasta dónde la suavidad y la dulzura. Ambos extremos se prestan a desequilibrios. Sólo la sabiduría cristiana y la gracia de Dios, que se obtienen por la oración, más aún si se lleva una vida recta como la de Isabel, pueden  inspirar las decisiones justas y las medidas acertadas, o la aplicación de buenas leyes a los casos concretos.

No le gustó a don Fernando enterarse de la coronación de la Reina. A pesar de los claros términos que la previsora Isabel pusiera en la convención matrimonial, esperaba ser el verdadero rey de Castilla. Los rumores corrieron velozmente y, al llegar a Segovia, ya había dos bandos en la corte que disputaban sobre los méritos de marido y mujer.

Intervinieron como mediadores el Cardenal de España y el Arzobispo Carrillo, pero fue Isabel quien, con tacto y dignidad, colocó a don Fernando en posición tan decorosa que no tuvo más remedio que aceptarla.

La Reina le hizo ver que “vos como mi marido sois rey de Castilla, e se ha de facer en ella lo que mandáredes; y estos reinos, placiendo a la voluntad de Dios, después de nuestros días, a vuestros hijos e míos han de quedar”. Que de otra manera podría darse que su hija Isabel viniere a casarse con un príncipe extranjero que pretendería apoderarse de las fortalezas y patrimonios reales, cayendo el Reino en manos extrañas para gran cargo de conciencia de los Reyes.

Conforme Fernando con tanta lógica y tacto, dispusieron ambos que no se hablase más de ello. A esta altura, la Reina había tenido que sufrir varios disgustos: la dispensa matrimonial falsificada y la infidelidad conyugal –que dio lugar al nacimiento de cuatro hijos de Fernando, príncipe renacentista a varios títulos. No obstante, Isabel lo quiso durante toda su vida.

Salvo excepciones, en los asuntos públicos actuarían como una sola persona: ambas firmas en los documentos, ambas caras en las monedas. “Muchos trataron de separarlos, pero ellos estaban resueltos a no disentir”. Fue Isabel un ejemplo de abnegación, de ofrecer situaciones desagradables para mantener la unión.

Es más, ambos debían hacerlo para cumplir la gigantesca obra que los esperaba: convertir la anarquía en orden, restablecer el prestigio de la corona, recuperar tierras ilegalmente entregadas por Enrique a nobles usurpadores, sanear la moneda, restablecer la prosperidad del campo y la industria, resolver el problema de judíos, moriscos y conversos, tarea casi imposible para estos jóvenes reyes sin tropas ni dinero y rodeados de enemigos. “Castilla vivía en el caos”.

La obra que planeaban realizar con Fernando se orientaba en las siguientes direcciones:

a)     eficiente administración de Justicia

b)     codificación de las leyes

c)     contención de los nobles

d)     reafirmación de derechos de la corona respecto de los derechos eclesiásticos

e)     regulación del comercio

f)      recuperación de la preeminencia de la autoridad real

(cf. “The Historians’ History of the World”, Ed. The Times, Londres, t. X, cap. VI, p. 134).

 

Isabel comenzó su reinado alejando a los parásitos heredados del anterior. Designó a hombres capaces y fieles como el Cardenal Mendoza, Canciller, el Conde de Haro, Condestable de Castilla, y Gutiérrez de Cárdenas, el tesorero. Los Reyes hicieron ejecutar a ladrones y asesinos a diestra y siniestra; los ciudadanos, labradores y toda la gente común, deseosa de paz, “estaban alegres e daban gracias a Dios”, porque “los buenos les habían amor e los malos temor”.

Los poderosos que se habían adueñado del país no estaban dispuestos a entregarse. El joven Marqués de Villena amenazaba con proclamar reina a Juana la Beltraneja si Isabel no le otorgaba el maestrazgo de la Orden de Santiago. El Arzobispo Carrillo, enojado por cuestiones de tierras, se retiró de la Corte y comenzó a dedicarse a la alquimia, actividad impropia de un hombre de Iglesia. Ambos mantenían correspondencia con el Rey de Portugal.

El Cardenal Mendoza se ofreció a dar un paso atrás para ganarlo al anciano Carrillo, cuyas respuestas evasivas despertaron sus sospechas. Para peor habían estallado querellas entre los grandes por cuestiones de intereses. La situación se agravaba: Alfonso V escribía a los Reyes que proyectaba casarse con la Beltraneja, y que eso le daba títulos para llamarse Rey de Castilla y León, jactándose del apoyo de Carrillo y otros señores.

“Isabel no podía creer que su viejo amigo Carrillo se hubiera pasado a sus enemigos”. Dictó una carta al Prelado que no obtuvo respuesta. Quien lo tuviera de su lado ganaría, pensaban todos.

Decidió entrevistarlo, previo encuentro entre el Arzobispo y el Conde de Haro. El despecho y la soberbia de Carrillo hablan en esta frase: “La quité (a la Reina) de la rueca y le di un cetro; ahora le quitaré el cetro y la volveré a la rueca”, dijo en tono amenazador.

Al recibir el informe del Conde, la Reina se puso pálida, llevándose la mano a la cabeza y permaneciendo en silencio. Mirando al cielo se puso en manos de Nuestro Señor Jesucristo pidiendo la defensa de Aquel por quien reinan los reyes, como dice el Libro de la Sabiduría. Angustiada pero confiante montó a caballo y regresó a Toledo.

No la esperaban allí noticias agradables. Alfonso V había cruzado la frontera de Portugal con 20 mil hombres para encontrar a sus aliados castellanos en Palencia. Se había casado públicamente con la Beltraneja, proclamándose Rey y Reina de Castilla y León.

Fernando cabalgó ansiosamente al Norte reclutando un ejército. “(...) Se había hecho impopular en Castilla después de su intento de usurpar la corona, y... cualquier llamamiento que quisiera hacerse debía partir de Isabel”. Parecía claro que Alfonso V se apoderaría pronto de ella y de su reino.

“La reina Isabel, vistiendo coraza de acero sobre su sencillo vestido de brocado, apretaba silenciosa los labios mientras montaba a caballo y emprendía el camino del Norte”.


 

 

viernes, 2 de octubre de 2020

LA GESTA DE ISABEL LA CATOLICA - Cap. VI - Una situación que requería sabiduría y fortaleza

 

                                                            Bonifacio VIII

CAPITULO VI

 

UNA SITUACIÓN QUE REQUERÍA SABIDURÍA Y FORTALEZA

 

 

L

as noticias de Roma eran esperanzadoras. El Papa iniciaba su reinado con planes de reforma. La organización eclesiástica “se encontraba bastante desquiciada” y así estaba la sociedad temporal. Había contribuido la terrible peste negra que se abatió sobre Europa a mediados del siglo XIV –el “mal siglo” que comenzó con la bofetada de Anagni, ultraje cometido por el representante de Felipe IV de Francia, que llevó a la muerte al Papa Bonifacio VIII por el dolor y la indignación que le causó. Veinticinco millones de personas murieron, pueblos enteros quedaron devastados. El clero estuvo a punto de extinguirse; entraron a sus filas muchas personas sin preparación, vocación ni virtudes.

El rey que ultrajó el Papado lo puso bajo su dependencia en el cautiverio de Avignon -que duró siete décadas.

Se diría que la ruptura más o menos consciente de la sociedad con la era de San Luis y San Fernando, de San Francisco y Santo Domingo, constituyó un pecado inmenso. Varias desgracias se abatieron sobre la Cristiandad.

El exilio de Avignon produjo el gran cisma. Los cristianos contemplaban azorados el espectáculo de varios pretendientes al trono de San Pedro. A pesar de todo, la Iglesia continuó transmitiendo el tesoro de la fe que Nuestro Señor le confiara. Proporcionó a toda Europa una civilización y cultura comunes “que en el siglo XIII llegaron a un nivel nunca sobrepasado hasta entonces”.

Ante el peligro de las invasiones musulmanas, la voz de San Pedro convocaba al combate en defensa de la ciudadela cristiana. Entretanto, los turcos avanzaban y devastaban vastas regiones y en 1453 tomaban por asalto Constantinopla.

Otra noticia alarmante: el envío por el Gran Turco de una flota de 400 barcos contra la isla de Eubea, que se consideraba inexpugnable. El Papa Pablo II había logrado unir a los príncipes pero su muerte, poco después, dejó a la Cristiandad en situación angustiosa.

Al sucesor en la sede pontificia le tocó hacerse cargo de dos graves problemas: creciente corrupción en la Iglesia e invasión de los turcos. La vida escandalosa de muchos prelados dificultaba la convocatoria a la cruzada, y ésta consumía energías imprescindibles para encarar la reforma.

Consideró el Papa que la defensa de la Cristiandad era lo más urgente. Sus representantes visitaron las cortes. A España se dirigió el Cardenal Borgia, vigoroso español de notables capacidades de gobierno, que luego reinaría como Alejandro VI. Su vida privada tuvo episodios lamentables que caracterizan la honda crisis moral del Renacimiento. No obstante, su magisterio pontificio, su aliento a la evangelización del Nuevo Mundo, sus intervenciones mediadoras entre España y Portugal, y otras gestiones en el orden temporal de las naciones, fueron positivas para la Cristiandad.

Su misión como nuncio fue exitosa. Encontrándose el reino al borde de la guerra civil, logró la reconciliación de Isabel con el rey Enrique, a lo que siguieron los correspondientes agasajos.

 

            *     *     *

En Alcalá se enteró doña Isabel de la “terrible matanza de conversos o judíos encubiertos” en Córdoba. Al parecer un buen sector de estos cristianos nuevos concurría abiertamente a la sinagoga, por lo que habían sido excluidos de una procesión. Al pasar la manifestación de fe frente a la casa de un converso famoso, arrojaron de su interior un recipiente de inmundicias sobre la Imagen de la Virgen.  Esto desató una “sangrienta matanza de judíos encubiertos”.

Don Alonso de Aguilar, casado con una hija del Marqués de Villena, y su hermano, Gonzalo de Córdoba (el futuro Gran Capitán), defendieron a los conversos. El estado de guerra duró cuatro años. Matanzas similares de “marranos” (*ver nota al pie) ocurrieron en otras partes; se agregó a la negra foja de servicios del “cristiano nuevo” Villena ser responsable de una de las más brutales, ocurrida en Segovia en 1474.

En esta ciudad había sido intenso el odio entre judíos y cristianos. A principios de siglo, un médico judío y sus secuaces robaron una hostia consagrada y fueron ejecutados; otros judíos intentaron envenenar al Obispo. “Y cuando Isabel tenía siete años de edad, dieciséis judíos ... fueron acusados de haber robado un niño cristiano en Semana Santa y de haberlo crucificado como afrenta a la memoria de Jesús” en un asesinato ritual.

No fue el único caso de asesinatos rituales. Ya las Partidas de Alfonso el Sabio, varios siglos antes, se refieren y condenan abominables hechos como éstos.

La trama de Villena estaba dirigida contra Cabrera, que era un converso auténtico, un católico fiel, casado con Beatriz de Bobadilla, amiga de la infancia de Isabel –la que estaba dispuesta hasta la lucha armada para librarla del casamiento forzado con el falso converso Girón.

 

Cuando Isabel y Fernando llegaron a Segovia, el lugar hedía a incendio y muerte. Isabel felicitó a Cabrera por su valor en combatir las fuerzas de Villena protegiendo a los conversos, y censuró a los fanáticos instrumentos de éste. Poco antes había evitado una matanza similar en Valladolid, lo que le costó perder muchos partidarios y verse obligada a huir con Fernando y el Arzobispo.

Ahora tenía el hecho espantoso frente a sí, pudiendo contemplar las consecuencias del odio entre cristianos y judíos. ¿Cómo podía salvarse el país de la ruina y de una segunda conquista mahometana, que deseaban los judíos y pseudo-conversos? ¿Cómo lograr que no explotaran a los cristianos e hicieran prosélitos para destruir la Cristiandad? ¿Qué hacer para terminar con las matanzas?

Isabel y Fernando llegaron a la conclusión de que era necesario un gobierno suficientemente fuerte para ser temido y respetado por todos. Los acontecimientos los favorecían. Su implacable enemigo Villena murió en el mismo año. El rey Enrique se enfermó, y después de confesar sus pecados (con el prior del monasterio que hiciera levantar por las hazañas de don Beltrán), entregó su alma, negándose inflexiblemente a declarar si la Beltraneja era o no su hija. Un final bastante lamentable, de acuerdo a su vida: “su reinado es, acaso, el más triste y desgraciado que nunca hubo en España” (José María Pemán, de la Real Academia Española, “La Historia de España contada con sencillez”, Escelicer SA, cap. XVI).

 

Isabel recibió la noticia en Segovia. Vistió luto y fue a la Iglesia de San Miguel a rezar por el alma de Enrique. Al volver al castillo, Cabrera y los grandes de Segovia le anunciaron que al día siguiente, festividad de Santa Lucía, sería coronada Reina de Castilla.

Su sueño de Princesa niña, de poner el poder real al servicio del alto ideal de sociedad cristiana, venía a su encuentro por esta serie de acontecimientos.

De un reino en caos iba a nacer la España pujante y pionera de los Tiempos Modernos.

 Marrano: “nota: converso dudoso de origen judío”, cf. Cap. III

Luis María Mesquita Errea

SIGUE EN CAP. VII