SALTA (Rodolfo Leandro Plaza Navamuel) - El 17 de abril se conmemorará el Día Internacional del Malbec, por lo cual
El Intransigente adhiere a estas celebraciones,
solicitando al académico
titular de la Academia Argentina de la
Vid y del Vino, don Leandro Plaza Navamuel la nota que a continuación
publicamos, donde se explaya acerca del origen de este vino insignia del país,
en la provincia de Salta.
DON WENCESLAO PLAZA Y LAS
PRIMERAS CEPAS DE MALBEC EN LA
PROVINCIA DE SALTA
Por Rodolfo Leandro Plaza Navamuel *
Si bien a la uva Malbec –hoy cepa
insignia de la industria vitivinícola argentina-, se atribuye haberla
traído a Mendoza mediados del siglo XIX, al francés Michel Aimé Pouget,
ingeniero agrónomo que por iniciativa de
Domingo Faustino Sarmiento se puso al frente de la Quinta Normal de
Agricultura de Mendoza en 1853,otro es el momento de aquella olvidada
cepa
francesa en la provincia de Salta y es a un
tercer gran hombre a quien los salteños debemos el Malbec, don Wencesalo
Plaza,
un productor progresista que en
1886 introdujo y desarrolló con éxito el cultivo de ésta y otras cepas
francesas, mejorando la calidad de los vinos salteños.
No obstante, cabe aludir que Peuget también había dirigido la Quinta
Normal de Santiago en Chile, creada en 1841 por el mismo Sarmiento,
ambos exiliados en el país trasandino, donde Pouget introdujo de Francia
plantas y semillas que incluía varias cepas, como Cabernet Sauvignon,
Pinot Noir y Malbec.
Desde 2011 la Argentina homenajea a Pouget con el Día Mundial del
Malbec cada 17 de abril, festejo que se ha extendido a más de 45
ciudades alrededor del mundo y nuestra provincia, desde su propia
historia vitivinícola, adhiere a estas celebraciones. El Malbec en el
mundo, hoy por hoy es considerado como un "sinónimo de vino argentino”.
Pero, vamos por parte.
El Cnel. D. Wenceslao Plaza trajo desde Chile a
Salta las primeras cepas francesas en 1886
Pocos son los que saben quién fue este pionero de la vitivinicultura
argentina que nació hace 165 años, pero su nombre aún resuena
entre la gente mayor de los Valles Calchaquíes
Cuando los conquistadores hispanos se
convirtieron en colonizadores, entre sus primeras acciones estuvo la de plantar
viñas. El visionario Francisco de Aguirre hizo introducir originalmente la vid
en Santiago del Estero, remitiéndolas desde Coquimbo y encomendando al padre
Juan Cidrón con las primeras plantas de vid aproximadamente en 1556. A partir de entonces,
se puede sostener que nace el vino en Argentina, aunque indiscutiblemente las
especies de vitis vinífera que
hoy se producen no son las mismas que la de aquellos años, ya que la evolución
vitivinícola argentina se debe a la incorporación de nuevas variedades de uvas
y avances tecnológicos desde mediados del siglo XIX.
El
vino se elabora en tierra salteña desde hace prácticamente cuatro siglos y
medio de la mano de antiguos conquistadores y fundadores, como el gobernador
del Tucumán Francisco de Aguirre, el padre Juan Cidrón o el general Juan
Ramírez de Velasco. Emilio Schleh sostenía que "en 1618 se mencionaban ya los
vinos del Tucumán y se hacía comercio de ellos con Buenos Aires, adonde se
remitió en el citado año, en vista de la escasez del litoral, cuatro carretas
con botijas de vino”.
En el siglo XVIII funcionaba en el Valle de Calchaquí la bodega de
don Julián de Lea y Plaza, dueño de vastas propiedades. En su terruño
experimentó afanosamente con algunas cepas ingresadas a los Valles por
los jesuitas y mercedarios, a las que agregó nuevas variedades que trajo
de sus viajes al Alto Perú y Chile en 1769. El cultivo de la vid en
aquella zona es de antigua data y don Julián es de los pioneros en el
siglo XVIII, quien animado por sus inquietudes progresistas, hizo
construir una bodega muy bien equipada con sus útiles, alambiques,
vasijas y lagar en la Estancia de Caracha, de heredad paterna, en la
cual elaboraba aguardiente y vinos destinados al consumo familiar y a un
reducido comercio en la zona. En 1795 se trasladó a Molinos para
cumplir la función de Juez partidario y llevó su actividad agroganadera,
introduciendo también planteles de viñas e instalando otra bodega. Sus
hijos heredaron las bodegas y a la vez transmitieron a sus descendientes
la afición por la producción de uvas, y una innegable destreza en el
proceso de vinificación, faena que iba a difundirse rápidamente años más
tarde en toda la extensión vallista.
Gran sala colonial, todavía conocida como la
casa de los Plaza, donde hubo un famoso "molino de piedra” en el cual se
procesaba la producción de granos. Bodega y parte de los campos y río
de la antigua Estancia de Caracha (San José de Cachi), fundada por don
Miguel de Lea y Plaza a mediados del siglo XVIII. En torno de esta
estancia y de sus dueños se formó y desarrolló el pueblo de San José de
Cachi. La sala aún hoy se conserva en pie y en ruinas (Fotografía enero /
2014 © Leandro Plaza Navamuel)
La
elaboración de vinos alcanzaría décadas más tarde una señalada importancia, comenzando
a ser reclamados por el comercio; fue entonces que uno de sus nietos, el
coronel don Wenceslao Plaza, introdujo en los Valles Calchaquíes desde Chile
las primeras vides francesas en 1886, entre otras, la variedad tinta Malbec,
cultivadas en su establecimiento La Perseverancia, en Animaná; es decir, que
inició la plantación de viñedos de uvas finas que hicieron cambiar la vieja
industria vitivinícola, constituyéndose don Wenceslao a fines del siglo
XIX en uno de los más importantes productores vitivinícolas de la provincia,
reconociéndose sus vinos por su calidad en todo el NOA. Posteriormente, su afán
progresista, hizo que trajera a Salta de sus viajes a Chile otras variedades
francesas, como la Pinot (blanca y tinta) y Lorda o Tannat, propulsando además
la implementación de un nuevo sistema de riego por canales que se venía
utilizando exitosamente en Mendoza, en reemplazo del viejo sistema por
anegamiento en tazas altas y cuadros, difundido en los Valles desde tiempos
remotos. "El cuidado con que están mantenidos estos viñedos, es digno de
señalarse”, así lo registraba en un informe el Centro Vitivinícola Nacional en
1910. Avances y cepas que luego llevaría su hijo don Virgilio, a su Estancia
San Pedro de Yacochuya.
Fotografía que muestra una época de progreso en el Valle de Calchaquí,
como el actual estado de ruina en el que se encuentra la sala de
La Perseverancia. La casa de La Perseverancia fue la más
importante de los Valles Calchaquíes durante casi un siglo y
fue el eje fundacional del pueblo de Animaná
(© Leandro Plaza Navamuel)
En la
segunda mitad del siglo XIX, don José Modesto Moreno del Corro era dueño de una
bodega en su finca La Banda
(o La Claudia),
en Cafayate. Hacia fines del siglo XIX, las mejores bodegas eran la de don
Salvador Michel y La Perseverancia
de don Wenceslao Plaza en Animaná, la de don Amadeo Vélez en Angastaco, la de
López Hermanos en San Felipe, y La
Angostura que primero fue de don Indalecio Gómez y luego de
don Juan Uriburu. Don José Antonio Chavarría con la bodega La Rosa, y El Recreo de Peñalva
Hermanos, en Cafayate, dirigida por don José Tomás de Peñalva Frías.
En
esta época se cultivaban vides Criollas, Moscatel y Malbec, a las que se irán
incorporando cepas de Torrontés, Ferral, Carignan, Alicante Bouché, Pinot,
Semillón y Lorda o Tannat, entre otras. Así, pues, el progreso llegó de la mano
de estos pioneros, y la elaboración del vino en Salta, a principios del siglo
XX, ya era considerada como la industria de mayor importancia.
El
coronel Wenceslao Plaza (1850-1929), gran filántropo, líder político y
comandante de la Guardia Nacional en ocasión del conflicto limítrofe con Chile
en 1895, fue el fundador del pueblo de Animaná, Departamento de San Carlos,
Salta entregando parcelas de tierras a sus peones entre los años 1875 y 1886.
Hombre
de ideales y principios, preocupado por tantos problemas sociales y políticos
que afligían a su país, juntamente con otros conocidos salteños se integró a
las filas de la Unión Cívica Radical, convirtiéndose de tal manera en uno de
sus fundadores en Salta. Desechó "en toda oportunidad posiciones públicas a las
que su destacada actuación le hacían merecedor; jamás, por modestia y
desinterés, aceptó formar parte de la administración pública”, pese a los
innumerables ofrecimientos de altas candidaturas o escaños de ministerios o
secretarías "prefirió en todo caso prestar otra clase de servicios en bien de
sus semejantes y de su Patria”.
Don
Wenceslao Plaza fue hijo del guerrero de la Independencia, Tte. Cnel. D. José
Remigio de Lea y Plaza, miembro de una de las Casas que más hijos y fortunas
aportó para procurar y consolidar los grandes principios de nuestra
nacionalidad. Hacendado, vitivinicultor e insigne patriota que en 1811 se
incorporó al Ejército en la "Compañía de Cachi”, es decir, a los 15 años de
edad, integrándose a las fuerzas que crearon en el Valle de Calchaquí algunos
de sus familiares, las que eran mandadas por su primo hermano y cuñado, el
coronel don Luis Borja Díaz de Lea y Plaza, de sobresaliente actuación en la Guerra de la Independencia.
Se
halló en la Batalla de Salta, en Vilcapugio y Ayohuma. Combatió en Humahuaca,
Orán, Yavi, el Alto Perú y en diversas
acciones de hostigamiento a invasiones realistas que amenazaban la provincia,
siendo apresado y trasladado por los enemigos a una cárcel de Potosí. Luego se
incorporó al "Batallón de Infantería” que marchó a la guerra contra el Brasil y
en 1825 levantó a su mando un importante contingente de hombres que integraban
la "Segunda Compañía del Primer Escuadrón de las Milicias de Caballería de los
Valles”. Fue comandante de las
"Milicias Provinciales de Cachi”, de las "Milicias de Caballería de los
Valles”, del "Batallón de Infantería de Granaderos Unitarios”, y de las
"Fuerzas Revolucionarias de Caballería Unitaria”, actuando en Tucumán y
Catamarca. Triunfante en Salta la causa federal en 1836, fue perseguido y
condenado a ser apresado o fusilado, debiendo exiliarse a Bolivia y Chile. A su
regreso, alternando entre la milicia, la atención de sus heredades ganaderas y
vitivinícolas, el hogar y crianza de sus hijos pequeños, don José Remigio de
Lea y Plaza falleció en su casa en la noche del 17 de diciembre de 1863, siendo
sepultado en el Panteón nuevo de la Parroquia de Cachi.
Casa que hizo construir para su residencia, el
guerrero de la Independencia Tte. Cnel. D. José Remigio de Lea y Plaza, a
fines de la década de 1820, solar que habitó durante casi cuarenta
años. El inmueble recayó a través de los años en manos de diferentes
propietarios. Actualmente, según nos informan pertenece a los
descendientes de la familia Tedín y por eso es conocida como la Casa
Tedín, siendo reconstruida y puesta en valor por el Gobierno de Salta, a
través de la Dirección General de Patrimonio de la Provincia
Este análisis no solo
viene oportuno por las celebraciones del Día Internacional del Malbec, motivo
inicial por lo que
El Intransigente
me solicitó este artículo, cuya deferencia
agradezco, sino por los Seminarios Internacionales de la Cátedra UNESCO
de
Turismo Cultural UNTREF-AAMNBA que en nuestro país viene realizando
desde
noviembre de 2014, como "Paisajes Culturales de la viña y el vino.
Aportes para
su protección y desarrollo sostenible en la Argentina”, en el cual
participé
con una ponencia sobre "Salta. El valor de la historia como soporte de
los caminos
del vino”. En esta línea, en los próximos días se realizará un nuevo
Seminario internacional
de la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural "Los paisajes vitivinícolas de
la Argentina en
el contexto del Patrimonio Mundial”, considerando entre sus fundamentos
que "la República Argentina tiene un patrimonio cultural de
paisajes vitivinícolas con casi cinco siglos de historia, que deben
reconocerse, protegerse y apoyarse en su desarrollo sostenible”,
localizándose
en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan,
Mendoza,
Neuquén y Río Negro y en otros enclaves menores, como Córdoba y Buenos
Aires.
Asimismo, la UNESCO observa que "La identidad cultural de nuestras
regiones
está indisolublemente atada al patrimonio material e inmaterial de la
viña y el
vino, que no es estático, sino que vive y se transforma y le otorga una
dimensión social y territorial a la vitivinicultura, todavía no
debidamente
comprendida ni integrada en la concepción más abarcativa de paisaje
cultural,
que especifica una dimensión de varias y complejas problemáticas”. Razón
por la
que, con este pequeño aporte, deseamos a la UNESCO, el mejor de los
éxitos en
este Seminario.
* Por Rodolfo Leandro Plaza Navamuel.
El autor es académico titular de la Academia Argentina de la Vid y del
Vino. Vicepresidente, director y coordinador general de publicaciones
del Centro de Investigaciones Genealógicas de Salta y del Instituto
Güemesiano de Salta. Diplomado universitario en genealogía y heráldica
(USP-T). Ha obtenido importantes distinciones. Autor de Génesis de la
vitivinicultura salteña (2008), entre numerosos libros de historia y
genealogía y de diversos artículos históricos y culturales en diarios y
revistas argentinas.
http://www.elintransigente.com/salta/2016/4/12/proximo-abril-celebrara-internacional-malbec-377845.html