NO SE PUEDE ENGAÑAR A
TODO EL MUNDO
DURANTE TODO EL TIEMPO
Cuando comenzó el llamado “Proceso de Paz” con las FARC, en
septiembre del año pasado, la opinión colombiana no fue unánime frente al
desarrollo de las negociaciones. La mayoría concedió credibilidad a las buenas
intenciones de las Farc y un sector minoritario mantuvo una actitud de
desconfianza y perplejidad, pues no creía en la honestidad de los grupos
terroristas.
En su momento, la Sociedad Colombiana Tradición y
Acción se dirigió al País en documento publicado en el diario
El Tiempo (Octubre 21 de 2012), afirmando que esas negociaciones estaban
condenadas al fracaso. Siempre hemos dicho que a través de las claudicaciones
del Estado frente a las exigencias de los terroristas, jamás se alcanzará la
verdadera paz para nuestra Patria.
Poco más de un año después
de comenzada esta farsa, la opinión colombiana es clara y contundente,
modificando radicalmente su percepción sobre el avance de las negociaciones. La
inmensa mayoría está abriendo los ojos frente al engaño y el cinismo de las
Farc, quienes están sometiendo al País a una extorsión inaceptable, y tan sólo
una minoría, de la cual hacen parte los áulicos del Gobierno, aún acepta que el
futuro del País se pueda diseñar de común acuerdo con quienes lo han
destruido por 50 años.
El pueblo colombiano no
puede aceptar que un puñado de terroristas, que el País rechaza y desprecia por
la enormidad de sus crímenes, quiera diseñar a su antojo el País en el cual
estamos viviendo 45 millones de compatriotas. A lo largo de tres décadas de
diálogos fracasados, los guerrilleros han demostrado hasta la saciedad que son
expertos en mentir, en engañar y en mantener farsas internacionales, con el
objetivo de fortalecerse y continuar una guerra insensata que no tiene cabida
en los tiempos actuales.
¿Por qué cambió la
percepción del pueblo colombiano sobre el proceso de paz? Por la sencilla razón
de que nadie puede engañar a todo el mundo durante
todo el tiempo.
Una verdad tan sencilla
explica la indignación creciente en todos los sectores de opinión, porque la
realidad evidente que todos ven, pero que el Gobierno no quiere ver, es que las
Farc se están burlando una vez más del País y del mundo. Prueba de ello son los
ataques recientes al Ejército, a la
Policía y a la población civil, en carreteras del
Departamento de Antioquia y a Inzá, en el Cauca, demencialmente arrasada con
bombas.
Inexplicablemente vemos a
un Estado victorioso en la lucha contra la guerrilla, que actúa como si
hubiese sido derrotado, y a una guerrilla derrotada que actúa como si fuese
victoriosa. Y es necesario recordar que la verdadera paz jamás se obtendrá
mediante la claudicación del Estado frente a las exigencias arrogantes de los
terroristas.
La guerrilla marxista de
las FARC es la única y verdadera enemiga de la paz, acusación que injustamente
se hace a quienes manifiestan su perplejidad frente al llamado “proceso
de paz”. Pero veamos muy resumidamente las dimensiones de los temas
fundamentales que se están negociando:
1.- Reforma Agraria y Zonas de Reserva
Campesina: La guerrilla marxista siempre deseó la
expropiación de las tierras más adecuadas para la agricultura y la ganadería.
Además de imponer una Reforma Agraria socialista y confiscatoria, lo cual es la
mayor fuente de pobreza para el campo, se crearán 150 Zonas de Reserva
Campesina, que no se sabe bien lo que son, pero se parecen a 150 pequeños
“caguanes” diseminados por toda Colombia.
2.- Los vínculos de las FARC con el narcotráfico:
Es muy poco lo que ha dicho la guerrilla sobre sus estrechos vínculos con el
narcotráfico. Las Farc se han convertido en uno de los más poderosos Carteles
de Droga que hay en el mundo, al absorber a todos los carteles antiguos que han
desaparecido. Las sumas gigantescas de dinero que produce esta actividad
criminal, son la fuente principal de financiación de los grupos subversivos,
sin que nadie se atreva a denunciar dónde se esconden esos dineros, quién los
maneja y quienes son los que se benefician de ellos.
¿Se ha hablado de esto en las
conversaciones de Paz? ¿Las Farc continuarán con el negocio del
narcotráfico? Colombia y el mundo exigen una explicación sobre estos
vínculos que son evidentes.
3.- La guerrilla no entrega las armas:
Ya fue anunciado por las FARC, con toda la arrogancia que los caracteriza, que
la foto de la entrega de las armas jamás va a ser tomada. Ellos ya dijeron que
no las entregarán jamás, como garantía de los acuerdos pactados.
4.- No entregan secuestrados, pues dicen no
tenerlos: Primero dijeron que no tenían
secuestrados, afirmación que el Gobierno aceptó como verdadera al comienzo de
las negociaciones. Entretanto, ambas partes, gobierno y terroristas, hacen
malabares para ocultar que continuamente las Farc secuestran a algún ciudadano
y lo someten a la infamia de pagar por su rescate.
5.- Acceso de los terroristas a los cargos de
elección popular: Los representantes de los grupos
terroristas llegarán al Congreso de la República, a las
Asambleas Departamentales y a los Concejos Municipales en un número aún no
determinado, por concesión del Estado y no por los votos que consigan en
elecciones libres. ¿Esta es la democracia que nos quieren imponer a la fuerza?
Habría muchos otros
aspectos absurdos e inaceptables en estas negociaciones, que más parecen
claudicaciones, y que no pueden ser aceptados por la opinión colombiana.
Sólo para enumerar algunos de ellos, sin entrar en análisis más detallados,
está el tema de la reducción del tamaño del Ejército y de la Policía Nacional;
está también la exigencia de la guerrilla para abolir los tratados comerciales
recientemente firmados con varias naciones; y evidentemente, el indulto y el
perdón para todos los crímenes por ellos cometidos a lo largo de 50 años de
terrorismo.
Frente a todos estos
aspectos de las negociaciones, es muy importante considerar que todas
ellas están siendo hechas en forma secreta, a espaldas de la
opinión y en contravía de lo que queremos los 45 millones de colombianos.
No deseamos que un Gobierno que fue elegido para continuar las buenas obras del
Gobierno anterior, ahora nos quiera entregar en las garras de los enemigos de la Patria y de la Civilización Cristiana,
conduciéndonos engañados al infierno de la guerra, mientras en forma mentirosa
se nos habla de paz.
Un último aspecto que ha
pasado desapercibido, pero que no deja de tener gran importancia, son los
vínculos de la guerrilla colombiana con el dictador Ortega de Nicaragua. Este siniestro
personaje siempre apoyó a los grupos guerrilleros colombianos y ahora pretende
valerse de artimañas internacionales para apoderarse de nuestros territorios
marinos. Al igual que las Farc, utiliza el principio marxista de avanzar y
exigir beneficios cuando la contraparte es débil.
Como lo hemos hecho por más
de una década, Tradición y Acción no puede dejar de pedir la asistencia
de la Providencia,
y en especial de la Patrona
de Colombia, la Virgen
de Nuestra Señora de Chiquinquirá, para que nos proteja de las consecuencias
funestas de estos acuerdos.
Colombia quiere un rumbo
diferente al que nos están imponiendo nuestros gobernantes. Cuando los índices
de popularidad del Gobierno están por el suelo y la aceptación de la opinión
pública hacia los grupos terroristas es nula, lo que hay en realidad es un clamor
inmenso que surge desde lo más profundo de la opinión del País, que exige un
cambio de rumbo que nos salve del desastre al que estamos siendo conducidos.
En circunstancias similares, ante la imparable agresión nazi a
toda Europa, que terminó en la Segunda Guerra Mundial, Churchill describió
la situación con una frase lapidaria que se aplica por entero a nuestro
conflicto: “Pudiste escoger entre la vergüenza y la guerra; escogisteis la vergüenza
y ahora tendréis la guerra”.
Quiera Dios que nuestros
gobernantes escuchen oportunamente ese clamor. Y que las más altas autoridades
políticas y religiosas del mundo occidental, que han dado su apoyo
incondicional a este “proceso de paz”, sean esclarecidas y lo puedan ver con
los ojos de la verdad.
Sociedad Colombiana Tradición y Acción
19 de diciembre de 2013