SALTA - ESCRIBE RODOLFO LEANDRO PLAZA NAVAMUEL
Apuntes históricos sobre San Carlos del Valle Calchaquí de Salta
...Un libro que merece una nueva bienvenida con esta necesaria reedición destinada a las actuales generaciones
Apuntes históricos sobre San Carlos del Valle Calchaquí de Salta, de Carlos Reyes Gajardo
SALTA.-
Comentario de libro
Apuntes históricos sobre San Carlos del Valle Calchaquí de Salta, de Carlos Reyes Gajardo,
296 páginas, edición facsimilar, 1938-2014.
En el marco de los actos conmemorativos por los 150 años del Colegio
Nacional de Salta, tuve la satisfacción y también la gran
responsabilidad de presentar la edición facsimilar del libro Apuntes
históricos sobre San Carlos del Valle Calchaquí de Salta, de Carlos
Reyes Gajardo. Un libro que en 1938 editó en Buenos Aires la "Unión
Salteña” marcando un hito de la historiografía Calchaquí. En esa versión
original, lo leí hace más de treinta años, despertando muy fuertemente
mi interés por la historia y cultura Calchaquí.
Poco después he consultado prácticamente todo lo relacionado a los
Valles Calchaquíes y sinceramente -como lo vengo sosteniendo hace
tiempo- a este libro de Reyes Gajardo no lo ha superado nadie. Anhelaba
don Carlos, que su trabajo "sirva de grano de arena para una obra de
fuste, que la emprenda algún erudito y amante de este pueblo de San
Carlos”, y en parte o en temas específicos, lo ha logrado,
desarrollándose a partir de entonces numerosos proyectos de
investigación. Aunque para ser sincero, no todos encararon la historia
sancarleña desde "la erudición” y desde "el amor al pueblo”.
No obstante, lo de Reyes Gajardo es un trabajo abarcador, amplio y
"estrictamente documental”, aunque su propio autor al publicarlo a fines
de la tercera década del 1900 sostuvo que "no tiene la pretensión de
ser completo, crítico y definitivo sobre tan vasta materia”, de ahí su
modesto título de "Apuntes”. Nosotros, debemos añadir, ¡vaya Apuntes!
que fueron insuperables durante estos poco más de setenta y seis años.
Esta edición facsimilar, por ser facsimilar, respeta hasta el último
punto y coma de su autor y, naturalmente, es lo mejor que se podría
haber hecho y lo hizo su hijo Claudio, sin ayuda de terceros,
publicándolo con su peculio y en homenaje a uno de los historiadores más
importantes que ha tenido la región en el siglo pasado. Cualquier otro
tipo de reedición, quizá, hubiese traído aparejado errores de tipeo y
otros, que, por ser facsimilar, se han evitado.
Importa aquí recordar que Carlos Reyes Gajardo, nació en Angol,
provincia de Malleco, en la IX Región de la Araucanía, Chile en 1901, y
falleció hace ya 47 años, en Tafí Viejo, Tucumán el 29 de octubre de
1967. Durante su permanencia en nuestro país, se incorporó a la Sociedad
Amigos de la Historia juntamente a otros destacados intelectuales
salteños. Fue miembro de la primitiva y ya desaparecida Junta de
Estudios Históricos de Salta que se integraba a la Sección Historia de
la "Unión Salteña”, que a su vez era parte de la Sociedad Provincial de
Fomento creada en 1915. La "Unión Salteña” funcionó en la década de
1930, formada como una organización honoraria para estudios sobre la
historia y el progreso social e intelectual de la provincia. En 1938,
Reyes Gajardo figuraba también entre los miembros correspondientes de la
Asociación Argentina de Estudios Históricos de Buenos Aires y del
Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, entre
otras instituciones científicas y culturales de las que fue formando
parte, como la Junta de Estudios Históricos de Tucumán que algunos años
más tarde integró como miembro fundador de número.
Indudablemente en este libro se advierte un método de exposición y
avances poco común en los tiempos en que se publicó, incluyéndose
algunos mapas, fotografías de preciado valor, dibujos, cuadros
comparativos, croquis, gráficos, y varias firmas de próceres de la
Independencia oriundos de los Valles.
El primero de los dieciocho capítulos se inicia, como no podía ser de
otra manera, con Los primitivos pobladores del Valle Diaguita y
Calchaquí: aclarando el autor que "todos los Calchaquíes eran Diaguitas,
pero no todos los Diaguitas eran Calchaquíes, ya que estos últimos eran
una tribu de aquellos” que ocupaban La Rioja, Catamarca y los Valles
Calchaquíes. En éste riquísimo primer capítulo como en todos los que se
sucederán, abundan las citas y fuentes documentales que dejan al lector
con avidez para continuar informándose sobre cada punto, y a los más
voraces, con ganas de indagar en material complementario.
Las fundaciones anteriores al pueblo de San Carlos (1544-1631) son
abordadas en el imperdible Capítulo 2, donde los nombres de Diego de
Rojas y Diego de Almagro transitan por aquellos sacrificados y heroicos
tiempos. Sacrificados sí, literalmente, y no créase otra cosa. Aquel
valeroso Diego de Rojas partió de la Chicoana prehispánica en el Valle
de Calchaquí –donde Almagro recogió todo el maíz de los sembrados y el
fruto de los algarrobos, con que los españoles hicieron miel y pan-,
andando por "caminos harto dificultosos hasta llegar a una provincia,
que ha por nombre Tucma” sufriendo al decir de Cieza de León, "lo
inaudito del camino, de parte de los indios y de la naturaleza. El mismo
capitán de la expedición, Diego de Rojas, antes de llegar al término
deseado del Río de la Plata, murió por una flecha envenenada, lanzada
por los indios, en tierra de los juríes”. Y así, Reyes Gajardo en este
capítulo se introduce en fascinantes temas, como Chicoana en la
expedición del descubrimiento del Tucumán, Las 3 Barco, Córdoba del
Calchaquí, Las 3 San Clemente de la Nueva Sevilla, Nuestra Señora de
Guadalupe, y La fundación de la actual Salta, con relación al Valle
Calchaquí. Para luego, a partir del tercer capítulo adentrarse de lleno a
San Carlos, su importancia histórica, su fecha de fundación, su
ubicación, la Hacienda de don Fernando de Lisperguer y Aguirre y la
Villa de San Carlos en la época de la Independencia, añadiendo aquí
importantes datos sobre Molinos y Cafayate.
Uno de los temas que más apasionó a don Carlos en este libro, es la
genealogía que abordó con método y abundante documentación, a partir del
impecable Capítulo 4 referido a "La población de San Carlos en 1808”,
continuando luego con un "Ensayo de reconstrucción genealógica de las
principales familias de San Carlos, según los libros del Archivo
Parroquial (1750-1850)”.
Encara esta reconstrucción, en tres troncos fundamentales: el de
Aramburú, el de Lea y Plaza y el de Fernández de Córdoba. Esta
reconstrucción, como genealogista, debo decir que ha sido fundamental en
la bibliografía genealógica de la Argentina, donde se han tratado por
primera vez familias de gran trascendencia histórica y que sin embargo,
muchas de ellas hoy han quedado en el olvido. Otro de los temas que ha
tratado con gran solvencia es el referido a la Independencia Nacional y
su notable repercusión en el Valle de Calchaquí y particularmente en San
Carlos, donde se alistó un importante número de valientes que, tal se
escribe en este libro "formaron lista de honor”. En este capítulo surgen
los nombres de los guerreros, oficiales y gauchos vallistos que han
contribuido a la causa sagrada de la Independencia. Por supuesto, allí
están aquellos hombres hoy olvidados y que de una vez por todas merecen
ser recordados en justos homenajes: Los comandantes Luis Borja Díaz,
Manuel Ubaldo, José Remigio y Juan de Dios de Lea y Plaza, y Bonifacio
Ruiz de Llanos, que junto a sus falanges de gauchos vallistos, tal
expresa el autor de estos Apuntes: "los de San Carlos contribuyeron no
solo con sus vidas a la noble y legítima causa de la Independencia
Nacional, sino también con ayuda de dinero y otros efectos”.
Capítulos apartes se destinan a las iglesias primitivas de San Carlos
(1658-1721), a la actual Iglesia Parroquial (1801-1830), a los curas,
tenientes y substitutos de la Parroquia, según el Archivo Parroquial
(1792-1930), los sacristanes y empleados antiguos de la Iglesia
(1798-1870), y a Cosas antiguas de la Iglesia (1792-1900). Se incluyen
además capítulos referentes al valor de los esclavos en San Carlos en
1700 y 1800, añadiendo inventarios y curiosos datos. Aborda, el riego en
San Carlos en 1846, proyectos de obras en 1880 y realización en
1906-1907.
Otros dos capítulos que interesan a la provincia de Salta y en
especial al Valle, es el 14, sobre "La invasión de la gente de Felipe
Varela en Molinos y en San Carlos en 1867” y el interesantísimo Capítulo
15, referido a "Los simulacros militares en 1895” puesto que en ocasión
del conflicto limítrofe con Chile, las fuerzas de la Guardia Nacional
de San Carlos y Molinos, se pusieron de acuerdo para realizar simulacros
de conjunto.
Se trata en este libro, los cementerios indígenas de San Carlos en el
extenso capítulo 16, las coplas relativas del lugar y otros puntos del
Departamento en el 17, y unas sabrosísimas Misceláneas en el capítulo
18. Añadiendo finalmente un enjundioso Apéndice Documental donde incluye
documentos antiguos, relativos al Valle Calchaquí, otros sobre la
Independencia Nacional, más un par de biografías de guerreros del Valle,
algunos apuntes sobre irrigación en San Carlos, dos títulos de nobleza
de familias locales y por último "Los apuntes de don Anastasio Córdova
sobre San Carlos, en tiempo de unitarios y federales (1834)”.
En fin, un libro que merece una nueva bienvenida con esta necesaria reedición destinada a las actuales generaciones.
Por Rodolfo Leandro Plaza Navamuel, vicepresidente, director y
coordinador general de publicaciones del Centro de Investigaciones
Genealógicas de Salta y del Instituto Güemesiano de Salta. Diplomado
universitario en genealogía y heráldica (USP-T). Entre sus libros
relacionados al Valle Calchaquí, se cuentan Génesis de la
vitivinicultura salteña (2008) y El señorío del valle de Calchaquí en la
guerra de la Independencia Americana (2013).
Su trabajo "Cafayate.
Una fundación controvertida” publicado en 2006, rescata a su fundadora y
esclarece la verdadera fecha de fundación del pueblo, el cual sirvió de
base para el debate sobre el tema y fue determinante para la resolución
que finalmente adoptaron los convencionales de Cafayate en la Carta
Orgánica Municipal y que las autoridades cafayateñas juraron el 30 de
octubre de 2008, en un acto de gran significación institucional,
estableciendo en el Art. 8, que es considerado el Día de Cafayate el 26
de octubre, lo que venía siendo motivo de años de absurda controversia
por el desaprensivo manejo de algunos datos históricos.
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