sábado, 8 de junio de 2013

San Buenaventura, Santo Tomás y San Agustín - Cuando los Santos intervienen en la historia (3ª nota)



Continuamos difundiendo esta ponencia,  presentada en la Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana y la Familia, que tiene como fin profundizar el conocimiento de las esencias sagradas de la Cristiandad y la lucha, en el mundo neopagano de nuestros días, por su restauración
Pasemos a otras intervenciones notables, ahora de Santos Doctores de la Iglesia que nos dejaron exquisitas enseñanzas para la Civilización Cristiana.                            
              SAN AGUSTIN, en su obra la “La Ciudad de Dios”, nos explica claramente algo de lo que hoy se habla mucho, pero no se logra: “La paz –dice- es la tranquilidad del orden”, entendiendo que el orden es la recta disposición de las cosas según su fin. Gobernantes y gobernados tendríamos que prestarle mayor atención a San Agustín.              
              San Luis Rey de Francia, a menudo solía invitar a comer a su amigo SANTO TOMAS DE AQUINO,  y hacía anotar por un escribiente  las ideas geniales que brotaban de esa mente bendecida. Una de ellas era la siguiente: La intención de cualquier gobernante debe procurar la salud del pueblo que tomó bajo su mando, siendo el bien y la salud de la sociedad: la unidad, que es la paz, sin la cual desaparece la utilidad de la vida social. La paz social -dice- no es materia de consejo para el gobernante, como no es materia de consejo para el médico la salud del enfermo; lo que sí es materia de consejo  son los medios para conseguirla. Propone un régimen mixto de gobierno: rodear la monarquía de aristocracia y democracia para evitar el absolutismo tiránico, un régimen modera al otro y todos participan. En primer lugar pone a la monarquía, porque es más útil el gobierno de uno que de muchos. “…todo régimen natural –dice Santo Tomás- obedece a un solo principio, pues entre la multitud de los miembros hay uno que mueve a los demás, es el corazón; y entre las partes del alma hay una facultad que mueve a las demás, es la razón. También las abejas tienen un rey, y en el mundo universo un solo Dios es el autor y gobernador de todo. Todo es muy razonable pues toda multitud deriva de la unidad.” Luego de  muchas otras disquisiciones Santo Tomás concluye: “…la multitud es mejor gobernada por uno que por muchos” (Suma Teológica I, 103). Recordemos que San Agustín dice que solo hay paz cuando cada cosa está ordenadamente dispuesta para su fin. Esto complementa lo de Santo Tomás.
                       
                                            Misión de San Buenaventura
                                            San Buenaventura, el Doctor seráfico,
                                       enseñó a llegar a Dios a través de lo maravilloso

SAN BUENAVENTURA fue gran amigo de Santo Tomás y tenían largas y medulosas conversaciones. Cierta vez Tomás le preguntó en qué  libros alimentaba su exquisita sabiduría; mirando al Cristo que pendía de la pared le contestó: “de El”. La filosofía de este coloso santo se basa en  la afirmación de que es imposible para la razón natural alcanzar la plenitud de la verdad, en el estado de naturaleza caída, sin la gracia de la Fe, sin la revelación. La razón cae en el error cuando se detiene en las fuerzas naturales recusando el llamado de la gracia. Apoyada en la Fe, la razón es capaz de alcanzar la plenitud y el equilibrio; nadie llega a la sabiduría sino por la gracia, donde inciden la acción de Jesucristo, la Virgen María y la Iglesia Católica. La filosofía pagana –dice San Buenaventura-  puede alcanzar una cierta verdad y un cierto bien, pero es insuficiente para alcanzar la verdad y el bien en plenitud, que son su fin último, porque no conocen a Jesucristo, ni a la Medianera de todas las Gracias, ni a la Iglesia Católica. Usa una  comparación que hace mas clara la idea: la filosofía pagana es como las alas del avestruz: le sirven para correr, pero no para volar.  Otra conclusión de este pensador lleno de Gracia, es que no vemos el mundo como un espejo que refleja las perfecciones de Dios, sino que las vemos parcialmente por el pecado de la revolución, que hace que nos consideremos el centro  de todo, y eso es una sabiduría carnal, mundana, hasta demoníaca. En cambio cuando percibimos que el mundo es un espejo que refleja a Dios, cuando la BELLEZA de las criaturas, la VERDAD y la BONDAD se manifiestan, percibimos instintivamente a Dios, que es la causa de estos atributos absolutos suyos que  El quiso que trasciendan a lo creado.
(continúa)
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IX Jornada de Cultura Hispanoamericana
por la Civilización Cristiana y la Familia
Salta, 30 y 31 de agosto de 2013
Por la renovación del espíritu de gesta
en pro de un orden temporal católico 
 

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