sábado, 4 de abril de 2009

Un gobernador exponencial del Tucumán - El encuentro con el indígena - "La forma del alma es la inmensidad" - (5ª nota de "Siglos de Fe...")




Un gobernador exponencial
La gran empresa de organizar el Tucumán con sus 700.000 km2 de cerros y selvas es fruto del pensamiento de una pléyade de estadistas de la talla de Toledo y Matienzo. Desde Lima y Charcas trazan las líneas maestras que ejecutan sobre el terreno hombres como Ramírez de Velasco, dice Roberto Levillier.
Felipe II lo eligió a él para gobernar el Tucumán. Pertenecía al linaje, de origen real, de “los verdaderos Ramírez”, aglutinados a la manera feudal en la Divisa Solar de Nuestra Señora de la Piscina Probática. Antes de radicarse aquí con su familia, lleva a su primogénito a rendir pleito-homenaje al Señor Divisero. Embarca también a nobles para que echen raíces y eleven el ambiente, cumpliendo su misión de promover excelencia. Uno de ellos es Francisco de Argañaraz, que en su honor llama a la ciudad San Salvador de Velasco en el valle de Jujuy.
Su gobierno, como es usual, tiene como presupuesto y meta el bien común y genera progreso moral y material. También es fundador: Madrid de las Juntas y Todos-Santos de la Nueva Rioja.
Es para los vecinos un padre, y su mujer –de noble casa- muy grande onrradora.
Se verifica lo de Salvador de Madariaga: lo que España hizo en América fue ennoblecer.

Encuentro con el indígena
Las ciudades adoptan nombres que no sólo son poéticos, son proclamas de Fe.
Ellas atraen al indio, que allí se encuentra con el español, y en las misiones, encomiendas y reducciones. Pues otra idea vigente es que “en poblar y en encomendar es el mayor servicio que…se pueda hacer en esta tierra a Dios”.
Para conocer las encomiendas, tan calumniadas hoy, podemos recurrir a los expedientes de las Visitas, donde quedaron asentados los dichos de los indios. Hay denuncias contra encomenderos pero son poco numerosas; en cambio hay testimonios abundantes de indígenas que reconocen el buen trato que reciben de aquellos. Hay expresiones de afecto de los señores por sus encomendados, y existe la interesante práctica de pedir la conformidad de la comunidad indígena para la designación de un nuevo encomendero (cf. Alicia Sosa de Alippi, Registro de Encomiendas en territorio argentino – Siglo XVII, p. 28).
Su principal razón de ser es convertir a los naturales y consolidar las poblaciones brindando un incentivo a los beneméritos que las gobiernan y defienden sin sueldo alguno.
¿Cómo logra Ramírez de Velasco la vital conversión de don Juan Calchaquí hijo? Invitándolo a visitar las ciudades y las encomiendas.
Lo que más toca su alma son las ceremonias religiosas. El aborigen se maravilla por los misterios de la Fe pues “la forma del alma es la inmensidad” (cf. San Bernardo ap. L’Esthétique du Moyen-Âge).
Van naciendo cofradías de aborígenes con sus cantos y tradiciones, trajes típicos y arcos de flores, que influyen en el ambiente y costumbres de las ciudades fundadas por los blancos. Podemos verlas también hoy en día en los a y l l i s del Niño Alcalde y en los Chinos de la Virgen de Andacollo en La Rioja. Las multitudes de peregrinos que acuden a los santuarios van germinando en esas primeras conversiones del alma indígena y mestiza.
(Próxima entrega: "Con la propia sangre...", referida a la defensa de las ciudades por los vecinos encomenderos al modo feudal, con permanente riesgo de su vida)
Ilustraciones
Escudo de armas de Ramírez de Velasco, descendiente de "los verdaderos Ramírez", linaje real de Navarra, Señor Divisero de la Divisa Solar de Nuestra Señora de la Piscina, cofradía familiar caballeresca y mariana, originada en la participación de los Infantes de Navarra, sus antepasados, en las Cruzadas
Guerrero abipón, retratado por el P. Dobrizhoffer, revestido de elegantes y bellas pieles de jaguar.
Lo mejor del encuentro con el indígena se dio en los aspectos maravillosos de la civilización cristiana en las respectivas culturas. Hoy puede apreciarse en las tradicionales fiestas patronales de muchas ciudades históricas y pueblos argentinos.

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