sábado, 7 de febrero de 2009
El asador
Una de las maravillas culinarias, sociales y culturales de la Argentina son sus magníficos asados. La carne en distintos cortes,las achuras, cada una con su personalidad, las formas de prepararlo y algunas características como el hecho de que es una comida varonil, en que casi siempre el asador es un varón; y es una comida eminentemente social, pues rara vez alguien prepara un asado para él solo.
En todo el País, y en el Noroeste, donde estamos, cuando hay que celebrar un acontecimiento importante, se lo hace casi siempre con un asado.
Recuerdo las asambleas anuales de una bodega muy representativa del Valle de Famatina (La Rioja), casamientos, sobre todo de familias de pueblo, y muchas reuniones familiares o entre amigos se hacen con un asado. No hay comida social más argentina que él.
En el campo, lo hacemos frecuentemente tallando unas jarillas u otros montes resistentes. Preparamos unas estacas, con puntas como de flecha, con las que atravesamos la carne, que queda como una especie de ampalagua ondulada.
Se buscan unas piedras, de las que sobran, donde rápidamente crepitan las brasas de las raíces de la misma jarilla, y se ponen a dorar.
Mientras tanto, se descansa un poco de la cabalgata.
Es lo que en Salta se llama "a la cancana".
El asado tiene su artista, modesto, caballeresco y servicial: el asador.
Vayan estas líneas en homenaje a un personaje infaltable de nuestra vida cotidiana.
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