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De un colaborador del sitio:
Agradezco y retribuyo los saludos navideños de los estimados amigos de Isabel de Iberoamérica, y adjunto un artículo que recibí de America needs Fatima, que a pesar de haber sido escrito en 1980 por el Profesor Plinio Correa de Oliveira, mantiene plena vigencia, especialmente ante las múltiples amenazas que la Cristiandad está recibiendo de enemigos externos e internos. Con la esperanza puesta en el Divino Niño Jesús, y confianza en su Santísima Virgen y San José, les deseo a todos una muy felíz y bendecida Navidad.
Saludos cordiales,
Ezequiel
Buscando la verdadera alegría de la Navidad
Plinio Corrêa de Oliveira
El estado de cosas mundial es tan incierto, que es imposible saber las condiciones en que celebraremos la Navidad o lo que traerá el Año Nuevo. Esta es una Navidad en que los americanos estamos llenos de incertidumbre, probaciones e inseguridad.
Uno bien podría preguntarse “¿Es lícito tener estas preocupaciones durante el tiempo navideño? ¿No deberíamos tener solo consuelo, alegría y satisfacción durante este período?
Para responder a esta pregunta, debemos considerar la primera noche de Navidad. San José, y sobre todo, Nuestra Señora, estaban llenos de inexpresable alegría en la gruta de Belén.
Sin embargo, antes que el Niño Jesús naciera, sufrieron aflicción. Habían pasado la noche buscando un lugar digno para el nacimiento de Nuestro Señor. San José se sentía humillado viendo que su Esposa tendría que alumbrar al Cristo Niño en un establo donde comían los animales. Mientras que no podía haber un evento más estupendo esa noche, tampoco podría haber un entorno más humilde.
El pesebre era todo lo que San José y Nuestra Señora tenían para ofrecer al Niño Jesús. Por lo tanto, esa noche estuvo llena de insondable alegría, pero también tuvo su sufrimiento.
Aunque el Niño Jesús sabía que la Providencia había dictado las condiciones de Su nacimiento, es posible que Nuestra Señora y San José no lo supieran. Pueden haber estado embargados por dudas respecto de las razones para ese ambiente tan humilde, incluso quizás atribuyéndolo a un mal proceder propio. Aunque inocente, San José, quien era el más responsable del sostenimiento de la Sagrada Familia, posiblemente pidió perdón a Nuestro Señor por las humildes comodidades que había provisto para Su llegada.
Sin embargo, las alegrías de esa noche sobrepasaron todas las tristezas a tal punto que las últimas fueron completamente olvidadas. Debemos celebrar la Navidad de la misma manera, aunque estemos preocupados por la crisis en la Iglesia, el colapso de la sociedad y la conciencia de nuestra debilidad para enfrentar estas calamidades.
Comprender que hemos sido escogidos para seguir a Nuestra Señora a través de estos tiempos conflictivos, debe llenarnos de gozo y sobreponernos a la tristeza que sentimos por nuestros defectos personales y la impiedad que nos rodea.
A los pies del Niño Jesús recién nacido, debemos agradecerle por habernos llamado a esta lucha y esto tiempos. Debemos darnos cuenta que solo somos capaces de resistir a través de la Redención, para la cual Su nacimiento fue condición necesaria. Debemos expresar esta gratitud a través de la intercesión de Nuestra Señora, medianera universal, y San José.
Debemos pedir a San José, Nuestra Señora y el Niño Jesús para que siempre estén presente en nuestras almas las palabras de Nuestra Señora en Fátima: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!” De este modo, seremos capaces de superar toda tristeza y avanzar alegremente en la lucha, buscando el heroísmo e incluso el sacrificio.
Que Nuestra Señora te conceda esa indomable alegría por la Navidad y te acerque aún más a Ella y su Divino Hijo!
De un colaborador del sitio:
Agradezco y retribuyo los saludos navideños de los estimados amigos de Isabel de Iberoamérica, y adjunto un artículo que recibí de America needs Fatima, que a pesar de haber sido escrito en 1980 por el Profesor Plinio Correa de Oliveira, mantiene plena vigencia, especialmente ante las múltiples amenazas que la Cristiandad está recibiendo de enemigos externos e internos. Con la esperanza puesta en el Divino Niño Jesús, y confianza en su Santísima Virgen y San José, les deseo a todos una muy felíz y bendecida Navidad.
Saludos cordiales,
Ezequiel
Buscando la verdadera alegría de la Navidad
Plinio Corrêa de Oliveira
El estado de cosas mundial es tan incierto, que es imposible saber las condiciones en que celebraremos la Navidad o lo que traerá el Año Nuevo. Esta es una Navidad en que los americanos estamos llenos de incertidumbre, probaciones e inseguridad.
Uno bien podría preguntarse “¿Es lícito tener estas preocupaciones durante el tiempo navideño? ¿No deberíamos tener solo consuelo, alegría y satisfacción durante este período?
Para responder a esta pregunta, debemos considerar la primera noche de Navidad. San José, y sobre todo, Nuestra Señora, estaban llenos de inexpresable alegría en la gruta de Belén.
Sin embargo, antes que el Niño Jesús naciera, sufrieron aflicción. Habían pasado la noche buscando un lugar digno para el nacimiento de Nuestro Señor. San José se sentía humillado viendo que su Esposa tendría que alumbrar al Cristo Niño en un establo donde comían los animales. Mientras que no podía haber un evento más estupendo esa noche, tampoco podría haber un entorno más humilde.
El pesebre era todo lo que San José y Nuestra Señora tenían para ofrecer al Niño Jesús. Por lo tanto, esa noche estuvo llena de insondable alegría, pero también tuvo su sufrimiento.
Aunque el Niño Jesús sabía que la Providencia había dictado las condiciones de Su nacimiento, es posible que Nuestra Señora y San José no lo supieran. Pueden haber estado embargados por dudas respecto de las razones para ese ambiente tan humilde, incluso quizás atribuyéndolo a un mal proceder propio. Aunque inocente, San José, quien era el más responsable del sostenimiento de la Sagrada Familia, posiblemente pidió perdón a Nuestro Señor por las humildes comodidades que había provisto para Su llegada.
Sin embargo, las alegrías de esa noche sobrepasaron todas las tristezas a tal punto que las últimas fueron completamente olvidadas. Debemos celebrar la Navidad de la misma manera, aunque estemos preocupados por la crisis en la Iglesia, el colapso de la sociedad y la conciencia de nuestra debilidad para enfrentar estas calamidades.
Comprender que hemos sido escogidos para seguir a Nuestra Señora a través de estos tiempos conflictivos, debe llenarnos de gozo y sobreponernos a la tristeza que sentimos por nuestros defectos personales y la impiedad que nos rodea.
A los pies del Niño Jesús recién nacido, debemos agradecerle por habernos llamado a esta lucha y esto tiempos. Debemos darnos cuenta que solo somos capaces de resistir a través de la Redención, para la cual Su nacimiento fue condición necesaria. Debemos expresar esta gratitud a través de la intercesión de Nuestra Señora, medianera universal, y San José.
Debemos pedir a San José, Nuestra Señora y el Niño Jesús para que siempre estén presente en nuestras almas las palabras de Nuestra Señora en Fátima: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!” De este modo, seremos capaces de superar toda tristeza y avanzar alegremente en la lucha, buscando el heroísmo e incluso el sacrificio.
Que Nuestra Señora te conceda esa indomable alegría por la Navidad y te acerque aún más a Ella y su Divino Hijo!
1 comentario:
Nunca se me habìa ocurrido comparar las penurias y vergûenzas del pobre Josè en la Nochebuena, para darle un buen lugar al Cristo Rey que iba a nacer con nuestras dificultades para luchar por la victoria de su Reino. Marìa debe haber estado tranquila, sabedora de que Dios iba a triunfar y su hijo nacerìa en el lugar en que Èl lo decidiera. Nuevamente la certeza de que, finalmente "su inmaculado corazòn triunfarà " nos da fuerza y alegrìa para nuestra lucha. ¡Bendita sea!
Estela
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