sábado, 31 de diciembre de 2011

Tradicionales fiestas de San Esteban en Santiago del Estero



PROMESANTES

Más de 40 mil personas rindieron una dura prueba de resistencia física en honor a San Esteban A caballo y a pie, muchos de ellos con sus hijos en brazos, hombres y mujeres desafiaron el cansancio, el hambre y la sed en la ancestral carrera hasta tomar gracia del Santo en Sumamao. El gobernador Zamora estuvo presente en la celebración religiosa. Monseñor Torrado llamó a tomar el ejemplo del mártir venerado.
TRADICIONES.

En la fiesta de San Esteban reviven cada año costumbres milenarias en honor al primer mártir de la Iglesia Católica. Muchos santiagueños depositan todas sus esperanzas.Publicado el 27/12/2011 - Textos y fotos: Julio J. Jozami
SILIPICA, Sumamao (Por Corresponsalía Loreto)

Apenas comienza a despedirse el día de Navidad y las últimas luces del sol iluminan el camino que lleva a Sumamao, éste se puebla de peregrinos envueltos en sus tradicionales atuendos rojos y amarillos, algunos corren, otros caminan, pero todos tienen el mismo destino: llegar hasta la casa donde se encuentra la pequeña imagen que es centro de una de las devociones más arraigadas en la religiosidad popular santiagueña.

Comienza a amanecer y la visión que muestran las primeras luces es sorprendente: una interminable cola de personas que superan los mil metros, que luego de caminar esperan más de dos horas para tomar gracias. Sus rostros se ven agotados.“Yo caminé desde Loreto, son 23 kilómetros, se me hicieron ampollas, estoy rendida, pero feliz por haber podido cumplir mi promesa”, testimonia María de los Ángeles, mientras espera sentada en el piso su turno para ingresar en la capilla.

En un ciclo interminable las bombas y gruesas de cohetes se intercalan una y otra vez, el aire huele a pólvora, y por el sistema de audio un animador da cuenta de la presencia de músicos y celebridades, mientras que en el lugar donde tradicionalmente se realizan los vivas, se comienzan a colocar los arcos (grandes ramas de quebracho blanco, plantados allí previamente por los promesantes que han nombrado al santo protector) de éstos cuelgan golosinas, serpentinas, globos, papeles multicolores, los que serán el centro de la disputa de los alféreces (jinetes) en la ultima corrida.

Al principio en una ordenada ceremonia los músicos ingresan al predio, y ejecutan la tradicional marcha con acordeones y bombos, el pegadizo ritmo es contagioso, a tal punto que es casi imposible, no acompañarlo con palmas, o golpeando los pies el piso, los promesantes montan y pasan entre los arcos y luego de superar el último, salen a todo galope hacia el público que les arrojan caramelos y otras golosinas.

La pequeña imagen sale al patio para la llegada de los “indios”, éstos se postran ante ella y algunos pasan por debajo de las andas que la sostienen cumpliendo con las promesas realizadas, la fiesta de San Esteban entra en su etapa final. El calor del verano santiagueño obliga a buscar las enramadas, las sombras de los árboles que terminan siendo insuficiente, pero esto no impide de que algunos bailarines ensayen zarandeos y mudanzas bajo un frondoso algarrobo, completando la postal de la religiosidad...

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