miércoles, 27 de julio de 2011

Tradiciones familiares católicas argentinas: Teresita, la joven que viste a la Virgen de Itatí

De izquierda a derecha, Teresita González Azcoaga, Melania Sosa y Susana López.




Envía Miguel Fernando González Azcoaga (Corrientes)


HISTORIAS DE UN DIA PARA TODA LA VIDA
Teresita, la joven que viste a la Virgen de Itatí

16 de Julio de 2011

El 16 de julio de 1900, a las puertas de la Iglesia de la Cruz de los Milagros en la capital correntina, fue coronada la Virgen de Itatí, por voluntad del Papa León XIII. Vestida para la ocasión por las servidoras encargadas de tan sensible ceremonia, el primer documento que deja constancia de este acto de vestición, data sin embargo de 1635, cuando el entonces Teniente de Gobernador Manuel Cabral de Melo y Alpoín, ante la grave enfermedad que aquejaba a su esposa Inés Arias de Mansilla, pide un milagro a la Virgen Morena y promete, entre sus obras, “donar la tela de damasco para su vestido”.La pequeña talla de madera, cuerpo de timbó y rostro de nogal, representa a la Itatí (“punta de piedra” en idioma guaraní), tiene un metro con veintiséis centímetros y es de esa medida la cinta que Melo y Alpoín coloca alrededor del cuello de su esposa, que recobra la salud. En 1858, María de los Ángeles Vallejos de Niella es designada “Camarera de la Virgen”, hasta 1850. También Juana Bonastre de Vallejos, desde 1875 a 1935 y Juana Paula Vallejos, desde 1895 a 1952. A la ceremonia de vestición y siendo muy joven, se incorpora su prima Clotilde Niella de Azcoaga, quien continúa con la tradición familiar que fielmente cumplió hasta su muerte, acaecida en 1996, contando entonces con 97 años de edad.En 1976, se propuso el nombre de Lilián Marcomini de Niella, a quien Monseñor Jorge Manuel López, designa en el cargo ad honorem de Camarera de la Virgen, honrosa tarea que “Yiya” (81 años ) desempeña hasta ahora junto con Melania Sosa.La genealogía registra a estas pobladoras de Itatí, elegidas por sus valores cristianos y son ellas las que a su vez formulan el pedido al párroco Hugo Camino, para incorporar dos colaboradoras más y así ingresan Susana López y Teresita María de los Ángeles González Azcoaga, de 32 años, estudiante de Ciencias Económicas, profesora del área de Administración de Empresas, nieta de Clotilde y sobrina de “Yiya”.Este martes 12 de julio, en viaje hacia Itatí, Teresita recibió un llamado telefónico de su madre. “Hija ¿podrás venir? Hoy visten a la Virgen”, pidió. “Estoy en camino”, respondió la joven.“Siempre es así, dejo que Ella decida, me pregunto sí, por qué me eligió y pienso en la emoción que me provoca llegar a su lado, la responsabilidad de esta misión que con tanto respeto llevo a cabo”, confía.El ritual de vestir a la Virgen de Itatí siempre fue privado, reservado a las mujeres servidoras, ni siquiera el sacerdote tenía acceso. Luego, el acto se volvió público y ahora nuevamente, se hace en la intimidad del templo, a puertas cerradas, una vez finalizada la última misa de las 20.“La preparación de la ropa que se le va a poner depende de la festividad. Antes, se lavan y planchan las partes, se retocan detalles de ruedos y alforzas, se busca la manera de acomodar los pliegues y la simetría de las mangas que son individuales, porque la Virgen tiene las manos juntas y hay que cubrir los brazos por separado. La ceremonia privada dura aproximadamente una hora y la pública casi el doble porque se reza y se explica qué representa la vestimenta”, señala Teresita.“La Virgen tiene dos trajes nuevos que se va prestando con la Virgen Peregrina que cuenta con dimensiones similares. Enagua, vestido, mangas, pechera, capa y mantilla, son las partes de su ropaje que complementa con un pectoral de oro y piedras que va sobre la pechera, la corona de oro, robada y luego recuperada, con las doce estrellas que representan los 12 Apóstoles, un anillo y las medialunas de oro en los pies, que simbolizan lo que dice el Apocalipsis, capítulo 12, ‘Una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas’.“Las Hermanas de San José, una congregación de monjas de Buenos Aires, confecciona la vestimenta de la Señora de Itatí, aunque sus trajes se han hecho también en Paraguay y el manto, por su color azul celeste, es el tono que más cuesta encontrar. La gente quiere donar, así que se opta por aceptar la mantilla. Se siente tan fuertemente la presión de la emotividad de los promeseros, esas manifestaciones espontáneas del amor, de la gratitud, de la fe, no solo para la fiesta del 9, fecha litúrgica o del 16 cuando la coronaron, sino de todo el año, de todos los años”, continúa.“Antes, se la vestía en el trono, recuerdo a mi abuela subida a una escalera, siendo ya muy viejita. Ahora se la baja hasta el altar mayor de la Iglesia, se la acomoda dentro de un nicho y allí queda luego de ataviada, hasta la noche del 14”.Teresita nació en Itatí, un pueblo distante 75 kilómetros de la capital correntina, donde aún viven sus padres y gran parte de sus familiares. Trabaja y estudia, pero siempre vuelve. “Uno puede tener muchos títulos, pero este es el mejor. Ser servidora de las servidoras, un oficio por el que dejo todo de lado. Mi abuela decía que a ella se le dio por casualidad, pero yo creo que nada es casual cuando se acude al llamado de la Virgen”.“Los himnos más dulces que el pecho atesora/ queremos Señora cantarlos a Ti/ que tierna escogiste con ojos clementes/ por Reino a Corrientes, por trono Itatí”.

Moni Munilla

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