miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un triduo en honor del milagroso Obispo mártir San Genaro, que cualquier católico puede rezar en familia o privadamente

San Genaro , popular patrono de Nápoles, que todos los años renueva el milagro de la licuefacción de su sangre como desafiando esta época de negación de la Fe, convocando a los católicos al buen combate, es un santo para ser invocado en los conturbados tiempos que nos toca vivir, de crisis de fe y moral. Nos parece que es oportuno pedirle gracias especiales para que Dios ampare la Santa Iglesia Católica y lo que resta de Cristiandad, como también ayudas sobrenaturales para las familias, tan amenazadas por la Revolución anticristiana y las modas inmorales que ésta promueve.
El siguiente triduo fue escrito a pedido del Alférez de San Sebastián D. Genaro Gallego, tradicional vecino del barrio Chucuma, del pueblo de Sañogasta (La Rioja), que heredó de su abuelo, D. Ramón Alives (indio, según nos cuenta don Genaro), un bellísimo cuadro de San Genaro, que será sacado en procesión el 19, por el pasaje que lleva su nombre. Es una muestra de la Argentina profunda, la que nació de la unión entre indígenas y españoles en el marco fecundo de la civilización cristiana.

TRES DÍAS DE ORACIÓN EN HONOR AL SANTO MÁRTIR
S A N G E N A R O
PATRONO DE NÁPOLES
Y DE DON GENARO GALLEGO y FAMILIA
CAPILLA DE NUESTRA SRA. DEL VALLE
BARRIO CHUCUMA - SAÑOGASTA
-Fiesta de San Genaro: día 19 de septiembre-
(Triduo escrito por E.B.B.y D. de M. –Sañogasta, septiembre de 2009)


Para rezar todos los días:

*Acto de Contrición: Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí …

*Acto de Fe: Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra; y en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor…

*Los cinco misterios del Santo Rosario que correspondan al día.

*Lectura sobre la vida y los milagros de San Genaro, para los tres días:

+Primer día (16 de septiembre):

La historia de muchos santos mártires no es conocida sino por los hechos ocurridos en el momento de su martirio, y después de su muerte por los prodigios que Dios hizo por su intercesión.
Es el caso de San Genaro y también de San Sebastián.
Ambos santos fueron de la misma época y mandados a matar por el mismo emperador, Diocleciano.
Este –como todos los emperadores paganos- era muy cruel, no por ser emperador, sino por ser pagano. Los paganos no aceptaban al único Dios verdadero, creador del mundo, todopoderoso, misericordioso; tampoco aceptaban sus diez mandamientos. Ellos tenían muchos dioses falsos y adoraban cantidad de ídolos a los que rendían ofrendas y vidas humanas.
En aquellos primeros tiempos de la Cristiandad, la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo –Dios y Hombre Verdadero- iba creciendo por Su Gracia, por la protección de María Santísima y por la acción de los Apóstoles. Las conversiones y bautismos eran cada vez más, por lo que los paganos los perseguían, los martirizaban y los mataban cruelmente para atemorizar a la gente, a fin de que viendo tantos sufrimientos no se hicieran cristianos.
Pero la gracia de Dios llegaba al corazón de los justos, los convertía y los santificaba.
San Genaro nació en Nápoles en la segunda mitad de los años 200. Nada quedó escrito en la historia sobre su familia, su infancia y su juventud. Pero sabemos que fue Obispo de una ciudad del Reino de Nápoles llamada Benevento, en Italia.
El Obispo Genaro visitaba en las cárceles a los presos que eran tomados por el solo hecho de ser cristianos, entre los que estaban seis diáconos y colaboradores de su Diócesis; los fortalecía en la Fe, en la fidelidad al único Dios verdadero, en el cumplimiento de los preceptos y mandamientos de la Iglesia Católica y les daba los Sacramentos.
Este Santo Obispo cumplió con su misión. Por esa causa, como era una persona de mucho valer, el emperador Diocleciano trató de conquistarlo con ofrecimientos tentadores, para que claudicara en su catolicidad y rindiera culto a los dioses paganos.
Genaro se negó enérgicamente –como lo hizo San Sebastián- y lo encerraron en la cárcel oscura y sucia, como a los demás cristianos fieles a su Fe, atados con cadenas y haciéndolos sufrir castigos y privaciones.
En este primer día de oración en honor al mártir San Genaro pidámosle que nos aliente también a nosotros, como alentaba a aquellos encarcelados.
Pidámosle que interceda ante Nuestra Madre la Virgen de la Candelaria y ante Dios, para que no nos encarcele el paganismo reinante en estos tiempos en que los pecados crecen por el orgullo y la sensualidad, que tientan a las personas llevándolas a modos de vida que ofenden a Dios, y nos hacen olvidar sus Mandamientos sagrados.
Pidámosle que nos ayude a alejarnos del paganismo difundido por la televisión y las publicaciones malas, por músicas y letras de cantos sensuales, por modas indecentes, por el lenguaje torpe y vulgar, y todo lo que nos saca de los buenos carriles que nos conducen a Dios y nos aleja de los merecimientos del Cielo en el día de nuestra muerte.
Recemos por estas intenciones.
También, íntimamente desde nuestro corazón, pidámosle a San Genaro, cada uno lo que desee pedir, en unos minutos de silencio, desde nuestro corazón…


+Segundo día (17 de septiembre):

El Obispo Genaro estaba preso en Nápoles, castigado porque profesaba la Fe de Jesucristo, y por alentar y fortalecer a los cristianos que llenaban las sucias cárceles del emperador Diocleciano. Eran los duros tiempos en que la Iglesia crecía, regada por la sangre de sus mártires fieles, por la gracia de Dios y la protección de María Santísima.
El Santo Obispo Genaro y seis feligreses de su diócesis fueron condenados a morir quemados en un gran horno encendido a alta temperatura. Allí los tuvieron durante tres días, mientras alimentaban el fuego y las llamas ardían.
Cuando el fuego se apagó, los siete mártires, que supuestamente debían estar calcinados, convertidos en cenizas, salieron del horno: vivos, sin quemaduras ni ampollas, con sus ropas, como si nada hubiera pasado, caminando y dando gloria a Dios y a la Virgen Madre, Reina y protectora de los mártires.
Genaro y sus seis feligreses fueron milagrosamente librados de la muerte y los males a que fueron condenados.
Enfurecido Diocleciano ordenó que los llevaran para ser devorados por las fieras: leones y osos que mantenían hambrientos para soltarlos en los famosos “circos romanos”, donde el populacho pagano llenaba las gradas para divertirse viendo morir a los fieles cristianos de esta manera tan cruel. Genaro y sus seis compañeros fueron echados al ruedo y les largaron las fieras.
¡Oh sorpresa!: los leones se echaron mansamente a los pies de San Genaro y ni siquiera rugieron.
Fue un segundo milagro.
La muchedumbre enfurecida comenzó a gritar y a pedir que se les corte la cabeza. Diocleciano los condenó a morir, por tercera vez, de esa manera.
Dios quiso mostrar con estos prodigios, que El es el dueño de la vida y de la muerte y que la Iglesia fundada por Cristo es “Su” Iglesia.
Muchos comprendieron esta verdad absoluta y se convirtieron miles, mientras el paganismo iba muriendo. A tal punto que Diocleciano fue el último emperador que persiguió tan cruelmente a los cristianos. En cambio, le siguió el emperador Constantino, que los apoyó e hizo obras en su favor.
Pero… ¿qué pasó con San Genaro y sus compañeros?
Se cumplió la orden de matarlos cortándoles la cabeza; así entregaron su alma al Señor, santamente, el 19 de septiembre del año 305.
El primer milagro que hizo San Genaro después de su muerte fue a un anciano que le había pedido que le prodigue un poco de su sangre; se le apareció al día siguiente llevándole el pañuelo ensangrentado, aún húmedo, con el que los verdugos le vendaron los ojos para decapitarlo.
Comprenderemos entonces, por qué decimos que la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Ella hizo crecer a la Santa Iglesia Católica, Apostólica Romana.
Seamos valerosos como San Genaro.
Seamos apóstoles, hagamos crecer la Iglesia teniendo la fidelidad y la fortaleza para cumplir los mandamientos de Dios, amándole a El en primer lugar con todas nuestras fuerzas y nuestro entendimiento. De ese amor derivarán todas las gracias para ser virtuosos y merecer el Cielo, imitando a San Genaro y a San Sebastián.
Pidámosle a San Genaro, en silencio, desde nuestro corazón, las gracias que necesitemos…

*Día Tercero (18 de septiembre):

El cuerpo del mártir San Genaro fue sepultado y trasladado varias veces a diferentes lugares. Hasta que en el año 1497 lo llevaron a la catedral de Nápoles, donde se encuentra. Allí tuvo reposo definitivo en una capilla bellísima, cubierta de mármoles, una verdadera obra de arte que los devotos construyeron en cumplimiento de promesas. Es llamada la “Capilla del Tesoro”.
Los creyentes acostumbraban en aquellos terribles primeros tiempos de persecución, a recoger un poco de sangre de los mártires, en pequeñas ampollas de cristal que guardaban como reliquia. También recogieron sangre de San Genaro cuando lo decapitaron.
Pero ocurre con ella algo increíble que la ciencia no puede explicar.
Todos los años, cada 19 de septiembre, la sangre que permanece seca y oscura dentro del cristal, se transforma; se licúa hasta quedar fresca y de color rojo vivo, como si estuviera recién vertida por el mártir.
Miles de creyentes acuden a Nápoles para presenciarlo; cuando la sangre, ya líquida, aumenta su volumen y comienza a moverse, el sacerdote que preside la ceremonia anuncia con toda solemnidad: “Ha ocurrido el milagro”, y la iglesia estalla en exclamaciones de entusiasmo y fervor por la renovación del prodigio. La reliquia es venerada por autoridades religiosas y civiles, y todos los presentes, con gran emoción.
Este suceso repercute en los medios de comunicación, en todo el mundo.
La devoción a San Genaro es muy grande, como grandes han sido los favores recibidos por los fieles, en forma personal, pero también en casos de gravedad general.
Un suceso memorable fue cuando el terrible volcán Vesubio, que barrió con su río de lava hirviente varias ciudades, al llegar a Nápoles torció su rumbo, gracias al Santo, cuyas reliquias pasearon los creyentes por la ciudad, quedando intacta; fenómenos similares se han repetido varias veces. Otra ocasión histórica fue cuando una peste de cólera devastó muchas regiones, salvando a Nápoles. En casos de guerra o desventuras entre las gentes de mar, la fe de los devotos no ha conocido límites, recibiendo siempre los beneficios de su Patrono principal, San Genaro.
Pidámosle su protección, pidámosle, en silencio, desde nuestro corazón, lo que necesitemos…


*Oración final:
Glorioso Obispo Santo; Mártir de la Iglesia Católica Apostólica Romana; que entregaste tu sangre y tu vida por fidelidad al verdadero Dios y a Su Santísima Madre, que no te dejaste tentar por los ofrecimientos turbios del emperador Diocleciano y te negaste a rendir culto a los dioses paganos.
San Genaro bendito, bendícenos.
Haznos partícipes de tu santidad.
Contágianos tu fervor y tu valentía.
Danos la gracia de tu fortaleza para decir NO a lo que ofende a Dios, a lo que mancha nuestras almas.
Ayúdanos a decir NO a lo que hace daño a la vida buena y sana de los que tenemos Fe y que aspiramos a ganar la vida eterna junto al Creador único y verdadero, a María Santísima, a los Santos, a los Angeles, y a nuestros seres queridos que tuvieron esa gracia.
Te pedimos especialmente, como Obispo que fuiste:
Que nos inspires la humildad de reconocernos pecadores y arrepentirnos de nuestros pecados.
Que nos concedas la gracia de poder confesarnos antes de tomar la Sagrada Comunión y hacer el propósito de no pecar.
Que nos des la fortaleza de cumplir verdaderamente este propósito, para agradar a Dios y hacer méritos para ganar el Cielo.

San Genaro, Patrono de Nápoles; Patrono de Don Genaro Gallego, ampáralo a él y a su familia y a todos los que participamos de este triduo en tu honor; ruega por nosotros, y espéranos en la Gloria, junto a nuestro Patrono San Sebastián y a nuestra Madre de la Candelaria. Amén.















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