sábado, 25 de mayo de 2013

Cuando los Santos intervienen en la Historia



                   El Profeta Elías, a quien San Bernardo invoca
    como "Ojos de los ciegos" y "Terror de los adoradores de Baal"

                                    Los esplendores de la naturaleza reflejan los del Creador

Ponencia de la VI Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana - Salta
Elena Brizuela y Doria

Dios Padre creó el mundo con grandeza, con variedad infinita;  mares y vertientes cristalinas; selvas, llanos y desiertos; cielo estrellado y montañas nevadas; luces y sombras, colores y belleza; piedras preciosas, oro y plata,  frutos exquisitos, sonidos armoniosos y perfumes que deleitan el alma; creó seres vivos de diferentes especies. Todo lo creó con bondad y con pulchrum.  Hizo a los ángeles para que le sirvieran en la magnífica tarea que había emprendido. Y modeló al hombre: varón y mujer para que colmaran la tierra,  y quiso que reflejaran en la vida, Sus valores absolutos y Sus perfecciones.Eso está dentro del plan de Dios.                                                                                               
Se podría pensar: ¿será posible? La infidelidad, las desviaciones, la acción maléfica de los ángeles caídos que tientan y crean un ambiente de Revolución poluyente que va siendo absorbido por la sociedad, queriendo o no queriendo, que envuelve todo y crece por etapas en la historia.                                                         
No obstante, se tendrá que cumplir, porque Dios es la VERDAD absoluta y Su creación tendrá que lograr el fin propuesto. El plan de salvación encabezado por el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo,  nos rescata de la oscuridad de la muerte por el pecado, con Su propia muerte en la Cruz. Nos ofrece Sus Gracias salvadoras por medio de Su Madre, la Virgen Santísima.  Nos da un ángel de la guarda para que nos cuide y nos oriente. Llama a infinidad de hombres y mujeres fieles que por la acción benéfica de los dones del Espíritu Santo, cumplen tareas salvadoras: son los santos, y muchos de ellos son mártires.   Estos bienhechores actúan por obra y gracia de la Santísima Trinidad: el Padre Creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Iluminador. Al plan de Dios y a la acción de los santos se opone la acción del demonio y de quienes siguen sus inspiraciones. En la lucha entre los que son de la Virgen y los que son de la serpiente se ve en plenitud el perfil de la vocación de cada santo cuya acción contiene enseñanzas imprescindibles para quienes queremos pelear para lograr la ciudad de Dios con un orden católico.
Para ver más claro en estas afirmaciones, recordemos algunos casos.
Comenzamos por el PROFETA ELIAS según lo que relata la Sagrada Escritura. El Rey de Israel Acab, influido por su mujer pagana, Jezabel, se volcó a la idolatría abandonando al Dios verdadero. Persiguió y mató a los Profetas, quedando con vida solamente Elías. Habían levantado un altar a Baal, con sacerdotes y falsos profetas. Elías se lo enrostró a Acab, y predijo un castigo: “No caerá en estos años ni lluvia ni rocío sino tras mi palabra…”. Durante tres años hasta las vertientes y pozos se secaron; el país estaba desierto y en desolación. Elías debió esconderse y Dios le enviaba pan y agua con un cuervo. Por fin, volvió a presentarse al rey y le propuso comprobar cuál era el Dios verdadero haciendo una contienda entre el y los de Baal –que eran cuatrocientos cincuenta profetas y cuatrocientos sacerdotes que respondían a la reina, Jezabel.  Acab aceptó. “Haz que todos se reúnan en el Monte Carmelo…”, pidió Elías.  Una vez allí recriminó al pueblo  diciendo: “hasta cuándo habéis de renguear hacia dos lados?  Si el Señor es Dios seguidle, y si lo es Baal, seguidle a él”. Prestemos especial atención a esto que es un categórico rechazo al relativismo: hay que optar entre el bien o el mal, y no navegar entre dos aguas, postura tan en boga en todos los ambientes.
En el Monte Carmelo dio comienzo a la contienda, y los muchos sacerdotes y profetas gritaban sin cesar “Baal, óyenos”, inmolaron un buey, se herían con  lancetas de hierro, y así estuvieron hasta el día siguiente. Pero Baal no dio señales de oír. Elías entonces hizo lo suyo: levantó el altar, lo cubrió de leña, hizo cavar zanjas y mandó derramar agua en ellas; rezó al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; inmediatamente bajó fuego del cielo, consumió la leña, las piedras y el agua. El pueblo exclamó: “el Dios de Elías es el verdadero Dios”. Elías mandó prender y exterminar a los falsos profetas para que no hicieran mas daño. Le anunció a Acab que vendría la lluvia salvadora, pero éste se mantuvo impío.
En el cielo del Monte Carmelo apareció una pequeña nubecita con la rara forma de la planta de un pie; algunos teólogos interpretan que representaba a la Virgen María, quien aplastaría a la serpiente con su  planta; de a poco se fue ensanchando hasta que encapotó el cielo; llovió copiosamente y compensó al país de la sequía sufrida. Luego predijo para Acab y su mujer una deshonrosa y desgraciada muerte. Y así fue. Este Profeta bien se ganó las letanías que San Bernardo compuso para el: “Vara de los poderosos”, “Martillo de los tiranos”, “Miedo de los malvados”, “Terror de los adoradores de Baal”, “Lengua de los mudos”, “Ojo de los ciegos”, “Sal de la tierra”.
Fue el precursor de la  orden de los carmelitas, que dio santos extraordinarios como San Simón Stock -que recibió de la Virgen del Carmen el escapulario con la promesa de rescatar las almas del purgatorio-, Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús, la Madre Maravillas, Santa  Teresa de los Andes, y tantos más. (continúa)



IX JORNADA DE CULTURA HISPANOAMERICANA
POR LA CIVILIZACION CRISTIANA Y LA FAMILIA
"Por el renacer del espíritu de gesta en defensa de
los principios perennes de un orden temporal católico"
Salta, 30 y 31 de agosto de 2013
Declarada de interés por la Honorable Cámara de Diputados
de la Provincia de Salta  

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