sábado, 20 de abril de 2013

San Francisco Solano te ha dejado un mensaje - IX Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana y la Familia

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San Francisco Solano te ha dejado un mensaje

Hijos míos,
Soy, por gracia de Dios, el Apóstol de América, el mayor continente católico de la tierra, que lleva la marca indeleble de Cristo Rey y de mi Señora, la Virgen. Región dotada de inconmensurables territorios e inagotables recursos y atractivos, que Ellos suscitaron para realizar con esplendor el orden de una civilización cristiana, ideal válido para todos los tiempos y lugares enseñado por los Sumos Pontífices, Sucesores de San Pedro,  en la Doctrina Social y Política de la Iglesia.
Crucé los mares por merced del Rey Católico Felipe II, el vencedor de Lepanto, creador de la primera Gobernación argentina, a la que enalteció con la Sábana Santa y el escudo de la primera ciudad, Santiago del Estero. Venía huyendo de mi espirituosa Andalucía natal, abrumado por la fama de los milagros que Dios me dio el don de obrar, para glorificarlo y hacer bien a los habitantes de este suelo. Tenía sed de horizontes sin fin y de miles de almas para convertir a la Santa Fe, a las que convoqué en las selvas, cerros y valles con mi violín y mi palabra.
Recorrí a pie, palmo a palmo, desde Lima a mi jurisdicción del Tucumán, pero no resistí la tentación de atravesar el Paraná, el Paraguay y el Plata haciendo el bien, antes de volver a las amenas serranías de Córdoba y las cumbres nevadas del Noroeste.
Con mi báculo de Prelado franciscano abrí la tierra e hice brotar fuentes de agua cristalina para que el indio pudiera vivir de su trabajo, progresar y ser plenamente libre, y el hijo de españoles pudiera beneficiarse “del rocío del cielo y la fecundidad de la tierra”. Río Hondo, Trancas Viejo, El Galpón y La Rioja son testigos de ese prodigio que Dios me dio la misión de obrar en su nombre.
En las márgenes del Salado, en Santiago, Salta y Tucumán –“tierras de promisión” bautizadas al amparo de los santos por sus fundadores-, la Virgen me ayudó a formar una Cristiandad de más de 50 pueblos indígenas.
El encanto virginal de Nuestra Señora, obra maestra de la Creación, me deslumbró en Salta, y en todos se reflejó el éxtasis y el resplandor que me causó la Reina, y me acompañaron al honrarla con una ceremoniosa danza, como hidalgo que soy. Siempre la recuerdan y ejecutan mis hijos en mis fiestas patronales de El Galpón.
Dejé en nuestra Casa, en una esquina de la plaza de armas de San Miguel de Tucumán, como prenda de bendición, una de mis casullas, y otra no lejos, en la “Madre de Ciudades”, sobre el Río Dulce,  cuyas filigranas, oro, perlas y piedras preciosas reflejan los infinitos matices de Aquel que es la Belleza increada.
Hijo de San Francisco, quise todo el esplendor para el culto del Rey de Reyes ofreciéndole esas pequeñas muestras de lo que El nos dio en abundancia,  sin guardar nada para mí. Pues me bastó poder admirar esa gran catedral que es su Universo, y así me preparaba para contemplarlo eternamente en el Cielo.
En La Rioja, cada principio de año, “amanece el Año Nuevo, resplandece, resplandece, el Niño Jesús. Tu cabellera es más que el oro, oh Virgen de Copacabana” –reza mi himno del Tinkunaco. El Inca, sus ayllis y los bravos Alféreces, adoran al Niño Alcalde que les traje como Señor y protector,  y en su nombre el Inca peticiona con firmeza a las autoridades, entregándoles el Evangelio diciendo: “Por esta ley queremos ser gobernados…”
¿Qué rico significado encierra todo esto en el momento actual?
Esa ley suprema para todos los hombres es el alma de la civilización cristiana, es la base de toda verdadera civilización. Siguiéndola se atraen bendiciones y verdadero avance, abandonándola se atraen desgracias y desorden. ¡Hay que volver a ella!
Hoy en día es quebrantada por leyes inicuas y costumbres inmorales, y afrentada por hordas de insensatos capaces de profanar el Templo Santo de Dios y llamar al pueblo a la apostasía. Es hora de luchar con todas las armas del Bien y la Verdad como yo luché para fundar las raíces católicas de esta “nación de Plata”, el nombre, de franciscano sentido de lo maravilloso, de esta querida Argentina.
Te invito y convoco a considerar, evocar y sentir la justicia y  bendiciones de ese orden temporal a cuya edificación consagré mi vida, y a defenderlo con todas tus fuerzas.
IX Jornada de Cultura Hispanoamericana
por la Civilización Cristiana y la Familia
Salta, 30 y 31 de agosto de 2013

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