Al calor de su prédica vigorosa contra laxos escépticos y amargos rigoristas, San Luis María Grignion de Montfort escribió la Carta Circular a los Amigos de la Cruz, el Tratado de la Divina Sabiduría y el Tratado de la Verdadera Devoción, “trilogía admirable, toda de oro y de fuego, de la cual se destaca, como obra maestra entre las obras maestras, el Tratado de la Verdadera Devoción…” (ver artículo anterior de esta serie: Con acentos de fuego y reacción, la prédica de San Luis María Grignion de Montfort, 14-IV-12, http://argentinagrandeza.blogspot.com/).
Acción de tal envergadura se hizo sentir en el campo enemigo y así nuestro Santo fue un gran perseguido. “Un vendaval furioso, movido por los mundanos, por los escépticos enfurecidos ante tanta Fe y tanta austeridad, y por los jansenistas indignados ante una devoción insigne a Nuestra Señora, de la cual dimanaba una suavidad inefable, se irguió contra su prédica. De ahí se originó un torbellino que levantó contra él, por así decir, a toda Francia” (Plinio Corrêa de Oliveira, Introd. a Revolución y Contra-Revolución para la ed. argentina, ver nota i).
Autoridades eclesiásticas mandaban interrumpir sus ‘autos de fe’ contra la inmoralidad… El Rey Sol mandaba demoler su Calvario de Pont-Château. Los Obispos le prohibían predicar en sus Diócesis, con sólo dos excepciones...
“Ante ese inmenso poder del mal, nuestro Santo se reveló profeta. Con palabras de fuego, denunció los gérmenes que minaban la Francia de entonces y vaticinó una catastrófica subversión que de ellos habría de derivar”. “El siglo en que San Luis María murió no terminó sin que la Revolución Francesa confirmase de modo siniestro sus previsiones” (ibid.).
Las regiones donde tuvo libertad de predicar, y en las que las masas humildes lo siguieron, fueron aquellas en que los chouans se levantaron, armas en mano, contra la impiedad y la subversión. Descendientes de los campesinos misionados por él, habían sido preservados de los gérmenes de la Revolución anticristiana, como una simiente preciosa de reacción católica .
Analizando este episodio exponencial de la lucha plurisecular entre la Revolución anticristiana y la Contra-Revolucion podemos preguntarnos: ¿Cuál es el nexo entre el Tratado de la Verdadera Devoción a la Ssma. Virgen y Revolución y Contra-Revolución, obra pinacular de Plinio Corrêa de Oliveira sobre el fenómeno supremo de nuestros días? Intentaremos dar una respuesta, forzosamente simplificada, ante todo sintetizando ideas del autor dos veces elogiado por la Santa Sede, recomendando al lector que acuda a las fuentes .
La Revolución es un inmenso proceso de tendencias, doctrinas y transformaciones derivado, en último, casi “ultimísimo” análisis, de una deterioración moral nacida de dos vicios fundamentales: el orgullo y la impureza.
La constelación de ideas y enseñanzas de la Iglesia y la visión del universo que Dios creó, despiertan en el hombre virtuoso y puro una amorosa admiración.
Pero si cede en algo a esos dos vicios se va creando en él una incompatibilidad profunda con esa visión.
Esta puede arrancar con una antipatía por el carácter jerárquico de la Iglesia, que más tarde puede trasladarse a la esfera del orden jerárquico de la sociedad y la familia. Llevado por tal igualitarismo nacido del orgullo, puede llegar a condenar toda y cualquier desigualdad y jerarquía.
La impureza: la persona impura tiende al liberalismo, la irrita la existencia de un precepto, de un freno que circunscriba el desborde de sus sentidos. Siente aversión al principio de autoridad. El anhelo de un mundo anárquico, sin leyes ni poderes constituidos, es el punto extremo del liberalismo generado por la impureza.
Del orgullo y del liberalismo nace el deseo de igualdad y libertad totales, médula del comunismo.
La gnosis es la doctrina de la Revolución
Se configura así una concepción diametralmente opuesta a la obra de Dios, toda una visión gnóstica y revolucionaria del Universo, ya que la gnosis –íntimamente ligada al comunismo- odia la individuación, que es la fuente de la desigualdad y la jerarquía. (Odia el ser e impulsa el no-ser colectivista y masificante).
Sin el orgullo y la sensualidad la secular Revolución que viene destruyendo la Cristiandad no sería posible ni existiría como movimiento organizado.
Carácter moral y religioso del fenómeno revolucionario y de la lucha contra-revolucionaria
Dado el carácter moral del orgullo y la sensualidad, todo el problema de la Revolucíón y la Contra-Revolución es principalmente moral. Si es moral, tiene mucho que ver con lo religioso: moral y religión están indisolublemente conectadas. Por tanto, la lucha entre ambas es esencialmente religiosa.
Si es una crisis moral y religiosa lo que da origen al espíritu de la Revolución, sólo puede ser evitada o remediada con el auxilio de la gracia, ayuda sobrenatural concedida por Dios al ser humano debilitado por el pecado original. Pues para cumplir los mandamientos, según la doctrina católica, es necesaria la ayuda de la gracia.
El papel de la Ssma. Virgen, Medianera de todas las gracias
Proviniendo de la gracia toda preservación o toda regeneración moral auténtica, entra por los ojos el papel de la Ssma. Virgen en esta lucha. La gracia depende de Dios pero El, por un acto libre de su voluntad, quiso hacer depender de Ntra. Sra. la distribución de las gracias, pues es el canal, el acueducto, por donde ellas pasan, como enseña San Luis María. Así, su auxilio es indispensable para que no haya Revolución o para que ésta sea vencida por la Contra-Revolución.
Por lo tanto, la devoción a Ella es condición sine qua non para que la Revolución sea aplastada y venza la Contra-Revolución.
Una Nación fiel se estructura con sabiduría
“Si una Nación fuere fiel a las gracias necesarias y suficientes que recibe de Nuestra Señora, y si se generalizara en ella la práctica de los Mandamientos, es inevitable que la sociedad se estructure bien. Porque con la gracia viene la sabiduría, y, con ésta, todas las actividades del hombre entran en sus cauces.”
Contraste con la civilización contemporánea, construida sobre el rechazo de la gracia
Si analizamos el estado en que se encuentra la civilización contemporánea vemos que, construida sobre el rechazo de la gracia, alcanzó algunos resultados estrepitosos que, al mismo tiempo, devoran al hombre. Es nociva para la sociedad en la medida en que tiene por base el laicismo (negación de Dios, sus derechos, su poder y su acción), y viola el Orden Natural enseñado por la Iglesia.
Pero el problema va más allá: “La Revolución no es el fruto de la mera maldad humana. Esta última abre las puertas al demonio, por el cual se deja estimular, exacerbar y dirigir”.
Una explosión de pasiones desordenadas tan profunda y general como la que originó la Revolución no habría ocurrido sin una acción preternatural, ni los hombres alcanzarían los extremos de crueldad, impiedad y cinismo a los que la Revolución llegó tantas veces.
Y el alcance de este factor de propulsión depende de que Nuestra Señora fulmine con un acto de imperio que descargue sobre el infierno, para que éste desaparezca de la escena humana, como bien muestra San Luis María al tratar del rol de la Virgen “en estos últimos tiempos” y comentar la célebre maldición lanzada por Dios a la serpiente y sus secuaces en el Génesis: “Ella te aplastará…” .
“Por lo tanto, los enormes fautores de la Revolución y de la Contra-Revolución que son respectivamente el demonio y la gracia, dependen de su imperio y su dominio”.
¿Qué es, en esta perspectiva, la Realeza de Nuestra Señora? ¿Existe un régimen marial en el gobierno del universo? ¿Cuál es el papel que la Iglesia le atribuye en la derrota de sus enemigos? ¿En qué consiste la esclavitud mariana enseñada por San Luis María y qué efectos produce en el alma y en la sociedad? El Reino de María: ¿una era de fe y virtud que será inaugurada con una victoria espectacular de la Ssma. Virgen sobre la Revolución?
Abordaremos estos tópicos en un tercer artículo, final, de esta serie consagrada a San Luis María Grignion de Montfort, en este mes montfortiano, en que la Santa Iglesia celebra su fiesta el 28 de abril.
(Ver notas a continuación)
i) Plinio Corrêa de Oliveira, Introducción especial para la edición argentina de “Revolución y Contra-Revolución”, ed online: http://rcr-una-obra-clave.blogspot.com/
ii) M. Lidove, “Les Vendéens de 93”, Le temps qui court, pp. 31 y ss.; Louis Le Crom, montfortain, “Un Apôtre marial – Saint Louis-Marie Grignion de Montfort”, cap. XIII – Dans la future Vendée militaire, pp. 252 y ss., Libr. Mariale, Calvaire Montfort, Pont-Château
iii) Introducción citada en la nota i.
iv) San Luis María designaba como “últimos tiempos” a los que van desde los días en que él vivió (Antiguo Régimen pre-Revolución Francesa) hasta los que precederán a la venida del Anticristo. Esperaba, de conformidad con las revelaciones sobrenaturales hechas a incontables santos y almas virtuosas, y el propio mensaje de Fátima –entre otros de la Madre de Dios-, un período de triunfo del Inmaculado Corazón de María, de restauración y auge de la civilización cristiana, que podrá durar muchos siglos; período que terminará con las probaciones y apostasía finales que antecederán inmediatamente el fin del mundo.
v) Ver Tratado de la Verdadera Devoción. Asimismo ver traducción del original francés y comentarios al respecto: http://ipsaconteret.blogspot.com/
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