martes, 22 de junio de 2010

El resquebrajamiento provocado del Imperio Español: Lo que había por detrás del Régimen de Intendencias - 25ª nota


La Argentina temprana y toda Iberoamérica fueron beneficiadas por la formación de una sociedad orgánica, cuya vitalidad y originalidad emanaba de adentro, cuyos profundos fundamentos derivaban del "estado misional" español (como lo llama Cayetano Bruno, OSB). Si bien en la desarticulación del Imperio Español influyeron poderosamente potencias protestantes y enemigas de España, en el plano político internacional, y competidoras en el plano comercial, como Inglaterra, es preciso precaverse contra una visión materialista, economicista y naturalista que desconoce que la esencia de ese proceso fueron tendencias e ideas anticristianas derivadas del iluminismo y el trabajo de las logias por implantar la utopía vista en las notas anteriores. Era necesario para la Revolución anticristiana que ese orden vivo, que existía vigorosamente en la segunda mitad del siglo XVIII, fuese acorralado y reducido en toda la medida de lo posible, instaurando progresivamente un centralismo absolutista (de raíz igualitaria pese a las apariencias de la monarquía borbónica), precursor del superestado moderno. Una de sus acciones principales fue la implantación del Régimen de Intendencias, dirigido sibilinamente contra los cabildos y la aristocracia vecinal gestada en dos siglos de existencia.


Retomamos hoy la publicación de este ensayo de visión católica y señorial de la Historia Argentina. Para mejor orientación del lector, recordamos un par de elementos que configuran el cuadro general para entender la importancia de algo aparentemente inocuo y burocrático, el Régimen de Intendencias (en letra azul clara). A continuación, la nota de hoy.




III PERÍODO – EL RESQUEBRAJAMIENTO PROVOCADO DEL IMPERIO ESPAÑOL (ca. 1750-1810)
Dos fuerzas disociadoras:
·
El enciclopedismo revolucionario o jacobinismo
· El centralismo absolutista, compresor de los estamentos, abolicionista de los derechos privados adquiridos o privilegios

[...]

La otra cara de la demolición: el absolutismo monárquico exacerbado
Haciendo “pendant” con la difusión de las ideas enciclopedistas en nuestro medio, actuaba el centralismo monárquico exacerbado, cuya política se conoce como despotismo ilustrado.
Si los enciclopedistas intentaban cavar una fosa entre América y España por la guerra de ideas, el absolutismo, especialmente durante el reinado de Carlos III, le proporcionaba una ayuda preciosa. Era el zonda que secaba el monte, mientras el jacobinismo le prendía fuego en todo lugar donde podía.
Dos medidas que tomó fueron particularmente funestas:
· La expulsión de los Jesuitas, que tuvo como antecedente el despojo a la Compañía y a los vasallos guaraníes (hecho inédito) de 7 pueblos jesuíticos entregados a Portugal en ocasión del Tratado de Permuta (1750);
· La Real Ordenanza de Intendentes (1782; 1785).


[...]


25ª nota - Lo que había por detrás del Régimen de Intendencias
El otro gran golpe asestado a esta parte del Imperio fue el establecimiento del Régimen de Intendencias. En Francia, el sistema fue una poderosa arma de los absolutistas para deprimir a la Nobleza. En la Argentina temprana, para anular la influencia de los Vecinos, de la Nobleza de Indias, de las clases dirigentes tradicionales.
Contrariamente al país sereno, orgánico y vecinal que se había formado en dos siglos, creó unos burocráticos e intrusos Intendentes privando a los Cabildos de sus funciones adquiridas por el curso natural de las cosas, en torno a los cuales se habían consolidado las familias señoriales provenientes de la Hidalguía de Indias. Es claro que instituciones del arraigo de los Cabildos no se dejaron maniatar tan fácilmente, y en las numerosas querellas que surgieron, los descendientes de los Beneméritos lograron imponerse no pocas veces. Harán falta para consumar la obra las convulsiones sangrientas de las guerras civiles, que pronto seguirán.
La Real Ordenanza no era otra cosa que el hacha asestada al pie del tronco. Una agresión avasalladora recibida de la Metrópoli donde estaba el Rey absolutista, rodeado de aquellos “felinos del Iluminismo” –como los llama Busaniche- que actuaban en la Corte, ya abiertamente, ya en la trastienda, moviendo misteriosos hilos conspirativos en América, que no eran otros que los movidos por las logias en toda la Cristiandad.
“El absolutìsmo real, que parecía la consolidación del principio de autoridad, no era sino un principio revolucionario: la omnipotencia del Estado ante las leyes de Dios y de la Iglesia”, observa con agudeza Plinio Corrêa de Oliveira.




Fuente: II Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civilización Cristiana
Cabildo histórico de Salta

SIGLOS DE FE EN ARGENTINA Y AMÉRICA PREANUNCIAN UN FUTURO GLORIOSO –
La formación de la civilización cristiana y mariana en nuestro suelo y su resistencia a la Revolución igualitaria
(ca. 1530-1830)




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