Dando de comer a la potranquita

En los pueblos del Noroeste se crían caballos en las fincas, en los campos, al costado de las rutas y en el fondo de las casas. El criollo criador le dedica desvelos y afanes, cariño y cuidado, sabiduría popular y experiencia. Esta potranquita zaina, hija de una yegua oscura ("La Yareta") se llama "Vidalita". Tiene cinco meses y aunque la yegua le mezquina su leche, sigue mamando. Ni lerda ni perezosa, ya aprendió a comer pasto y maíz, por eso está rellenita y contenta. Le gusta mordisquear al que se acerca. Si son perros, ya es capaz de disparar ágilmente sus dos patas.
Cuando ve que se ha alejado de su madre, retoza a todo galope hasta que se encuentra con el alambrado, y ahí clava las cuatro y se desliza hasta quedar inmóvil.
La "ceremonia del pasto" es entretenida. Cortar y cargar el pasto en la chata, contando los últimos acontecimientos del pueblo. Que el león tuvo la audacia de llegar a una zona periférica del pueblo y matar un potrillo. Con la "uña carneadora" lo cortó prolijamente para "despanzarlo". Pero al sentir torear los perros, no tuvo tiempo y lo dejó...
Alguien pregunta: ¿y no lo trampearon?
-No, porque no lo tapó. Se los trampea cuando tapan la presa muerta. El león sólo come carne fresca...